Según cálculos de Hidrocapital, alrededor de 10% de la población caraqueña no recibe agua de manera continua
Ya comenzó la temporada de lluvias, pero pareciera que no. Mientras que caen los aguaceros caen a lo largo y ancho de Caracas, hay lugares donde la gente le toca usar el agua de después de bañarse para bajar la poceta, o inventar cómo ahorrar el vital líquido.
Tal es el caso del barrio “La Alcabala”, ubicado en Petare Norte, Municipio Sucre, que ve interrumpido el servicio hasta por dos semanas, y cuando por fin llega, lo hace con tan baja presión que no llega a las viviendas que se encuentran más arriba en el sector.
“El agua está escasa y tenemos tiempo con este problema”, dijo Enrique Monsalve, habitante de la localidad mirandina, “hemos pasado hasta 15 días sin bañarnos por culpa de eso”.
Por su parte, Rosa Guerrero, aseguró que el servicio de agua potable solo lo reciben dos veces por semana, siendo ocasiones en que también este racionamiento se interrumpe.
Según cálculos de Hidrocapital, alrededor de 10% de la población caraqueña no recibe agua de manera continua: los 18 mil litros por segundo que recibe la ciudad no alcanza para llegar a las partes más en lugares como la parte alta de Antímano, Petare norte, Mariche o ciertos sectores de El Junquito.
Sin agua
A mediados de mayo, el alcalde de Sucre, Carlos Ocariz, hizo un llamado a Hidrocapital porque Instituto Municipal de Aguas de Sucre (Imas) no recibe el agua con la presión necesaria para bombearlo a la parte alta de las zonas populares. El Imas tampoco cuenta con un cronograma de suministro o plan de contingencia enviado por Hidrocapital.
Asimismo el Imas informó que esta institución no se encarga de obtener el agua necesaria para el uso, sino solo de distribuir el vital líquido que envía Hidrocapital. “En el municipio Sucre no manejamos embalses. El Imas depende del agua que envía Hidrocapital para surtir a las comunidades”, declaró el ente a través de su cuenta en Twitter.
Mientras tanto, los habitantes de La Alcabala deben cambiar sus rutinas diarias a la orden de las fallas en el servicio: lavar la ropa apenas vuelva el agua al chorro; acumular pipotes, botellas y baldes de agua para pasar la semana, y cualquier otro invento ingenioso para hacer rendir el vital líquido, tal y como explicó Guerrero.
“Apenas no llega un chorrito de agua cuando viene, y uno tiene que aprovechar para usar la lavadora o cualquier cosa. Y ahora que ha estado lloviendo, salimos y acumulamos el agua en pipotes, aunque sea para lavar los platos”, dijo.
Problemática recurrente
“En los barrios siempre se ha vivido con problemas en el agua, pero en lo que va de año se ha vuelto patético”, sentenció Luisa de Arco, dirigente comunal de “La Alcabala”.
Problemática que no solo se vive en dicho sector, sino también en barrios como La Bombilla, según testimonia Estelita Rodríguez, residente del sector, quien asegura que han pasado hasta un mes sin recibir el servicio.
Cabe destacar que la hidrológica estatal aseguró en abril de 2008 que se resolvería el problema con la construcción del acueducto Tuy IV, que aportaría doce mil litros por segundo extra desde el embalse de Cuira, que se construye en el río del mismo nombre, que es un afluente del Tuy. Sin embargo, la construcción de este acueducto se prometió entonces para el año 2012 pero hoy ni siquiera se sabe cuándo estará operativo.
Ríos de basura
En el barrio La Alcabala, se construyeron varias troneras para canalizar las aguas de lluvia a medida que el sector se iba consolidando, muchos años después, se encuentra taponeadas por bolsas de basura y sedimentos que se dejaron acumular por la falta de mantenimiento y la misma desidia de los habitantes del sector.
Ahora, cuando llueve, las aguas se desbordan, arrastrando basura, barro y excrementos humanos por entre caminarías y escaleras. Vecinos del sector le piden a Carlos Ocaríz, alcalde de la localidad, que se aboqué a la limpieza de las torrenteras antes de que se recrudezca la temporada de lluvia.
Luís Guillermo Valera