“¡San Juan no se baila!”, “¡No aceptamos, hechicería!”, “¡esto no es santería!”, dice el padre encargado de la misa del pasado 24 de junio en Ocumare del Tuy, según testigos del hecho, “y ni se dignó a observar las cantidad de imágenes de San Juanes que el pueblo llevó para que recibiera agua bendita”
La situación causó una gran convulsión en el público presente e indignación y tristeza en los saberes del pueblo, específicamente las fundaciones y ancianos que adoran a San Juan. A pesar de este deplorable suceso inquisidor, diríamos, a San Juan parrandero lo bailaron con más fuerza que nunca,
La historia de la moderna inquisición se viene repitiendo en algunos pueblos afrovenezolanos que lograron marchar en un paralelismo religioso (no sincretismo), entre la fe católica y la fe africana.
Hace algunos años sucedió con el San Benito de Cabimas, que el cura se atrevió a pintarlo de blanco y los seguidores de Aje-Benito casi incendian a la iglesia con cura y todo adentro. En Curiepe en repetidas ocasiones un cura libanés quería desplazar a San Juan y al niño Jesús de Curiepe imponer a un santo de su tierra llamado San Charbel, lo cual provocó la ira de esa comunidad… ¿y qué pasó en Ocumare del Tuy este 24 de junio?
El San Juan de
Ocumare del Tuy
Después de Barlovento, la subregión del estado Miranda que demográficamente fue repoblada de esclavizados fue la rivera costera del Tuy: Santa Teresa, Ocumare, Yare, Charallave. La familia Bolívar tenía casa y esclavizados en esa población. San Juan fue impuesto, como en muchas poblaciones, como “santo patrón”… pero ya sabemos la historia: los esclavizados no aceptaron misas sino que agregaron sus bailes y tradiciones. El tambor culo’e puya que tiene su epicentro en Curiepe y que también se reprodujo en Guatire con sus variantes de un redoblante, en Ocumare también se conservó.
Poco se sabe de la existencia de estos tambores en Ocumare que se utilizan para el San Juan, al cual lo llaman “San Juan Parrandero”… pero este 24 pasó lo siguiente, según relata el profesor José Lozada:
“Como todos los 24 de junio, el pueblo de Ocumare del Tuy llena las calles de alegría y fuerza demostrando año tras años, un gran amor ancestral por su ‘San Juan parrandero’. Al ritmo del tambor tuyero, las mujeres y hombres bailan con pasión acompañados de algunas expresiones evidentemente de origen africano, como “¡Aje!”, que repiten constantemente en un coro que parece eterno, entonado por los maestros pueblos y todo aquel que quiera acompañar.
Es llevada a la iglesia de San Diego Alcalá la imagen de madera, que tiene unos 300 años de ‘San Juan parrandero’ por la familia Machillanda que desde hace tiempo pagan una promesa por la salvación de Cándida Machillanda al santo. Esta figura, única en Venezuela, es trasladada al templo para que el cura le dé las bendiciones, pero este año hubo un acontecimiento muy particular: el padre de nombre Jonathan Rodríguez, encargado de dar la misa en honor a San Juan, en vez de bendecir, lo que propició fue un sermón cargado de expresiones, y frases neocolonialistas. Citamos parte de este discurso: “¡San Juan no se baila!”, “¡No aceptamos, hechicería!”, “¡esto no es santería!” y pare de contar y peor aun, ni se dignó a observar las cantidad de imágenes de San Juanes que el pueblo llevó para que recibiera las bendiciones y mucho menos roció el agua bendita en ellos. Esto causó una gran convulsión en el público presente e indignación y tristeza en los saberes del pueblo, específicamente las fundaciones y ancianos que adoran a San Juan. A pesar de este deplorable suceso inquisidor, diríamos, a San Juan parrandero lo bailaron con más fuerza que nunca, en las estrechas calles de Ocumare del Tuy, llevándolo a la plaza Bolívar y culminado en la casa de la familia Machillanda con una impecable organización. Esa indignación vivida en la casa del Dios blanco, se convirtió en resistencia… ¿será que en nuestra sangre, en nuestro espíritu, aún está palpitando esa rebeldía que emana de aquellos cimarrones que jamás se doblegaron al imperio español? Pareciera que la historia se repite a los tiempos coloniales, pero esta vez disfrazados.
Hacemos un llamado desde el Tuy a que se respeten nuestras costumbres afrovenezolanas y se corrijan estos hechos tan lamentables. Exigimos al párroco que se retrate de sus palabras. Ya basta de racismo por parte de ciertas autoridades eclesiásticas a nuestras fiesta heredadas de nuestra madre África, ni somos brujos, ni hechiceros, ni borrachos. Somos un pueblo que adora la herencia africana e indígena. Somos y seremos el bravo pueblo de José Leonardo Chirino, de Miguel de Buría de Francisco Luango del Cacique Guaicaipuro”.
Con este relato del profesor Mella nos da la razón para hablar de la moderna inquisición, que no solo ataca a los san juaneros afrocatólicos, sino también a las otras expresiones religiosas que pretenden eliminar del proyecto de Ley de Cultos que reposa en la Asamblea Nacional y esa ley, si excluye la diversidad espiritual venezolana, estaría violando el preámbulo de nuestra constitución.
CHU-CHE-RÍAS
La Juventud Revolucionaria de Venezuela aun espera respuesta del Ministerio de la Juventud para concretar proyectos para trabajar fuertemente con los jóvenes y así prevenir tendencia negativas que ya están sucediendo en Barlovento… basta con ver las crónicas rojas… Víctor Clark… sambarambule.
Cimarrón Américo, el CEIBA-DA está en espera de la propuesta hecha para iniciar la recuperación del Centro de Estudios integrales de Barlovento. Responde Américo pa’ que no te agarre el sambarambule…
Jesús “Chucho” García
Fotos: Archivo / La Voz