**** Ya convertidos en marido y mujer, Teo era cruel con Sofía, tan exigente que no le perdonaba que él llegase y la comida no estuviera lista o que la ropa no la encontrara impecablemente planchada, en fin, cualquier cosa le molestaba
En el presente, se habla bastante de un tipo de comportamiento negativo al que se le ha dado el nombre de bullying, mejor conocido como acoso. Por lo general, aunque cuando se hace referencia a esta conducta se la identifica como propia de los adolescentes, sobre todo con los que están entre doce a catorce años, la misma también se hace presente en la relación de pareja.
El bullying consiste en todas las conductas que tienden a reducir a una persona o menoscabar su autoestima, como burlarse, hacer bromas pesadas, ignorar al otro, hasta caer en situaciones de acoso o intimidación graves, cuando se ataca a alguien lanzándole indirectas o haciendo comentarios ofensivos, sacando a relucir sus asuntos más íntimos.
Por consiguiente, en una relación de pareja, cuando devengamos un amor ciego a nuestro compañero sentimental, podemos ser dependientes de ese querer, pero no debemos olvidar y menos ignorar que el querer empieza por nosotras mismas, premisa necesaria para mantener una relación tan sana que nos permitirá ser correspondidas, y no terminar en un vínculo destructivo que acabe con la dignidad propia mientras agota nuestro equilibrio emocional.
1. Un buen pretendiente
Sofía se había casado con Teo, alto, moreno, de cuerpo fornido y carácter fuerte, su primer y único novio. Cuando arribaba a los dieciocho años, ella lo conoció. Él tenía veinticinco. Al año de noviazgo, se casaron. Loca de amor y plena de pasión, de inmediato, ella se convirtió en su esposa, porque no se sentía capaz de respirar sin la compañía de este hombre que llenaba su mundo.
Aunque no era rico, Teo tenía una posición económica estable, por lo que los padres de Sofía, de buena gana, aceptaron ese matrimonio. Sin embargo, esta dama no sabía de bienes, menos de dinero, sino de las emociones tiernas que este galán en ella despertaba.
A pesar de que Teo amaba a Sofía, se mostraba contenido y racional frente a ese amor mientras que ella parecía tan vulnerable como una criatura recién nacida. Sin embargo, pensaba Sofía que siempre uno ama más que otro, que resulta difícil controlar las emociones, sobre todo las que provoca el verdadero amor que nos puede colocar en una ruleta rusa cuando víctimas de una pasión ciega no seamos capaces de evitar maltratos.
2. Otro hombre
después del matrimonio
En el primer año de amores, Sofía creía conocer bien a Teo, pero después de casados, él comenzó a tratarla de un modo en que no demostraba ese amor que una vez él dijo sentir por ella, ya que, siendo novios, en el sofá de la casa de sus padres, Teo le juró que la amaba tanto que la haría su esposa.
Ya convertidos en marido y mujer, Teo era cruel con Sofía, tan exigente que no le perdonaba que él llegase y la comida no estuviera lista o que la ropa no la encontrara impecablemente planchada, en fin, cualquier cosa le molestaba.
De igual modo, como suma a ese maltrato, antes de hacerle el amor, Teo mostraba afectuoso, pero, después de haberla poseído, volvía a ser indiferente y mantener bajo control ese amor que decía sentir por Sofía.
Del mismo modo, cuando salían a reuniones en casa de amigos, Teo se burlaba de Sofía, hacía bromas de lo mala que era ella en la cama, sin que luego sintiera el menor remordimiento por la humillación que le había hecho delante de sus amigos más cercamos.
Aunque a Sofía le provocaba insultar a Teo en tales circunstancias, para luego echarlo de la casa, ella no podía, ya que su pecho rebosante de amor la hacía incapaz de reclamar por esas inmerecidas acciones. Entonces, en silencio, se lamentaba, con la esperanza de que, de repente, para bien, su esposo cambiara.
A pesar de su frío y poco compasivo comportamiento, Teo suponía que quería a su esposa, pero le gustaba controlarla, puesto que si le demostraba cuanto la amaba, creía que ella podría hacer de él un ser que, a voluntad de su mujercita, siempre estaría, así que ese querer se lo guardaba muy adentro.
3. Dejando de amar
Después de algunos años juntos, Sofía comenzaba a cansarse de los malos tratos de Teo, que todo lo que ella hacía le parecía mal, por lo que la descalificación siempre estaba presente. Ya no era víctima de ese amor ciego que la convertía en una masa inerte y no quería volver a caer en el juego de indirectas y humillaciones en público.
Sofía había empezado a evitar a Teo en la cama, a ignorar sus rabietas, a ocuparse de sí misma. Encontró un trabajo que le dio libertad financiera y le devolvió la confianza cuando al hacerlo bien recibía halagos que compensaban su esfuerzo. Esto no le pasaba en su relación con Teo, así que, de pronto, fue él quien sintió un miedo tan fuerte que lo paralizó cuando se percató de que su mujer podría dejarlo, sin muchos sufrimientos y pocos arrepentimientos, con una mirada tranquila y una sonrisa en los labios.
Lo temido por Teo ocurrió una mañana cuando, con una frialdad pasmosa, Sofía lo miró. Y le dijo que ya no lo quería. Incapaz de proferir palabra alguna, con lágrimas en sus ojos, sintiendo un asfixiante dolor, después de aquellas palabras, Teo se quedó.
Cuando recuperó el aliento, no hubo algo que hiciera a Sofía desistir de querer separarse de él, porque ella deseaba recuperar su condición de mujer, perdida entre una y otra humillación, entre muchas palabras ausentes, mientras ella sólo había dado el más puro y desinteresado amor.
¿Víctima del bullying?
1. Hay conductas que menoscaban la autoestima, como el bullying, que consiste en burlarse del otro, lanzar ofensas que tienen por finalidad dejar en ridículo frente los demás una vez que se crea un clima de descalificación en que el atacado es objeto de humillación e intimidación.
2. Una vez de que existe la certeza de que existe un maltrato semejante, y en concreto semejante agresión, la decisión de finalizar ese vínculo se convierte en la mejor opción cuando la salud emocional está en riesgo y la dignidad termina menoscabada
La voz de la mujer
Isabel Rivero De Armas