NUEVA YORK (Reuters Health) – En lo que sería una consecuencia no intencional de los avances para mejorar la atención, los adultos mayores con un infarto tendrían menos posibilidad de que se les coloque un stent si se atienden en hospitales de estados de Estados Unidos que exigen denunciar las complicaciones de ese tipo de intervenciones.
Los autores de un nuevo estudio explican que algunos sostienen que la difusión pública de esa información permite que los pacientes elijan a los mejores hospitales, a la vez que hace que los centros de salud mejoren su desempeño.
Pero otros temen que esa información desaliente la práctica médica de procedimientos riesgosos, pero necesarios. «Siempre se cuestionó la difusión pública de esta información y hasta se ha debatido en reuniones científicas cuáles serían sus consecuencias», dijo la doctora Karen E. Joynt, autora principal del estudio e instructora de las facultades de Medicina y de Salud Pública de Harvard, Boston.
El equipo de Joynt halló que, entre unos 100.000 beneficiarios de Medicare internados por un infarto en el 2010, el 38 por ciento de los que residían en los estados con leyes de denuncia obligatoria accedió a una angioplastia (procedimiento para eliminar una obstrucción vascular), comparado con el 43 por ciento de los pacientes atendidos en estados sin esas normas.
Los autores, que publican los resultados en Journal of the American Medical Association, no pudieron determinar si la diferencia se debe a que los médicos evitan realizar procedimientos necesarios, seleccionan mejor a los pacientes que necesitan un stent u otro factor. Tres estados de Estados Unidos exigen que los hospitales informen los resultados de las angioplastias, en las que se utiliza un catéter con un balón en el extremo para eliminar la
obstrucción vascular que causó el infarto. A veces, se coloca una malla metálica (stent) para mantener «abierta» una arteria.
En 1991, Nueva York fue el primer estado que le exigió a los hospitales informar sobre los resultados. Lo siguieron Pensilvania (2001) y Massachusetts (2005). El equipo utilizó la base de datos de Medicare para comparar la cantidad de angioplastias realizadas en tres estados con denuncia obligatoria de resultados con la de siete estados cercanos sin esa obligación: Maine, Vermont, Nuevo Hampshire, Connecticut, Rhode Island, Maryland y Delaware.
Los autores analizaron también que había ocurrido antes y después de que Massachusetts sancionara la ley de denuncia obligatoria en el 2005.
En el período 2002-2004, la cantidad de angioplastias realizadas fue similar en Massachusetts y otros estados sin las normas de denuncia obligatoria. Pero entre el 2005 y el 2010, se redujo la posibilidad de que un paciente con un infarto en Massachusetts accediera a una angioplastia, versus los mismos estados comparados en el período anterior.
Sin embargo, la mortalidad a los 30 días no varió entre los pacientes de esos estados.
En cuanto a por qué disminuyó la cantidad de angioplastias, el doctor Mauro Moscucci, autor de un editorial sobre el estudio, explicó a Reuters Health que probablemente se trate de una combinación de factores: por un lado, los médicos que evitan realizar procedimientos riesgosos y, por el otro, una mejor selección de los pacientes que necesitan la intervención.
«La tendencia puede ir en ambas direcciones. Este es un paso importante hacia adelante, pero aún tenemos preguntas por
responder», dijo Moscucci, de la Escuela Miller de Medicina de University of Miami.
Joynt comentó que se están desarrollando sistemas y herramientas para que los médicos puedan determinar con mayor seguridad cuándo realizarle una angioplastia a un paciente y para otorgarles créditos a los hospitales que aceptan atender los casos más complicados.