Muchas madres se despiertan en medio de la noche para alimentar a sus bebés, pero no muchas lo harían para dar de comer a un pequeño elefante.
Jenny Webb adoptó un bebé elefante que tenía sólo unas semanas de nacido en febrero. El huérfano fue llamado Moses, el nombre en inglés para Moisés, debido a que fue encontrado por guardabosques sobre el pasto en el lecho de un río en la Reserva Silvestre Vwazi, en el norte de Malawi.
Los funcionarios trataron de encontrar a su familia durante dos días sin éxito, dijo Webb, de 48 años, quien supone que la madre posiblemente fue asesinada por cazadores. La caza ilegal de elefantes es una práctica extendida en Africa y los defensores de animales dicen que decenas de miles son asesinados cada año por sus colmillos de marfil.
Moses pesa 100 kilos (220 libras) y a diario bebe 24 litros (6,3 galones) de leche de una fórmula infantil adicionada con leche de coco y otros 14 ingredientes. El bebé elefante vive en la Fundación Jumbo que Webb abrió para dar refugio a grandes animales.
«Los elefantes son extremadamente sensibles», explica Webb. «Me ha maravillado. Pensamos en los elefantes como criaturas grandes, fuertes, pero son muy afectivos. Moses se da cuenta de mis sentimientos. Si estoy triste, me da cariño; si me enojo, se altera rápidamente».
Webb colocó un colchón en la sala del comedor donde duermen ella y el elefante. Moses se levanta cada dos horas y da vueltas alrededor de la habitación hasta que su «mamá» se levanta y le da su biberón.
En las mañanas, cuando Webb toma café y mira la televisión, Moses pone su trompa sobre su hombro y frota su cabeza con la de ella. Y al igual que muchos niños pequeños, a Moses le gusta salir a pasear todos los días con los perros de la familia. AP