Ya fue presentado, pero no todo marcha sobre rieles en torno al nuevo seleccionador de la Vinotinto
Como se esperaba, la designación de Noel Sanvicente como DT de la selección nacional de fútbol fue recibida con alborozo. Ya era un clamor la aspiración de los aficionados de todo el país, testigos de la exitosa carrera del exjugador y entrenador guayanés, cuya trayectoria incluye el máximo de triunfos en la historia de la disciplina en el país.
Al margen de esa realidad, y de que aún no está integrado el cuerpo multidisciplinario (apenas se habló de Vera y Paladini), hay algunas cosas importantes por precisar, incluso antes del comienzo de las tareas, que ya tienen fecha fija para los primeros compromisos amistosos, 5 y 9 de septiembre ante Corea y Japón, ambos en calidad de visitante.
Uno de los detalles negativos en relación con los meses que demoró la FVF para decidir el DT de la selección absolutas, fue poner en funciones los de las categorías menores. Se trata de un trabajo que debe ser en coordinación, que el programa -por cierto, no fue anunciado en detalle-, necesariamente depende en buena parte de las directrices que establezca el responsible fundamental. En breve, Sanvicente se reunirá con sus pares de las menores, y ojalá no surjan choques, pues si alguna cosa es imperativa es la fluidez de una tarea bajo los lineamientos uniformes.
También será preciso hablar sobre la sede de la Vinotinto, ahora que existe el Centro de Entrenamiento en Margarita y las posibilidades de instalaciones como la de Cachamay.
Sindéresis, por favor
Hecho inusitado, durante la presentación del nuevo DT, fue la presencia de una barra que algunos identificaron como del Caracas, seguidores incondicionales de Sanvicente desde su exitoso paso por el club avileño.
Nada tenían que buscar alli esos señores. Porque, como suele ocurrir, su actitud no se limitó a loar al designado, sino a denostar del personal federativo y proferir insultos que incluso en los estadios no tienen cabida.
Mala señal, porque si algunas barras han sido influidas por lo peorcito de las sureñas, su actitud hace flaco favor a quien dicen apoyar. Y nada tenían que buscar allí.
Por otra parte, y no la menos importante, conviene llamar a la reflexión a todos en cuanto a los objetivos del ciclo Sanvicente. Es preciso aspirar a la mejor participación en las ediciones 2015 y 16 de la Copa América, y en la eliminatoria al Mundial Rusia 2018, pero estar anunciando logros “porque sí” desdibuja una realidad fundamental: la Vinotinto ha progresado, desde luego -hubo nobleza en los reconocimientos de San Vicente a Pastoriza, Páez y Farías-, pero todavía hay muchas exigencias por cubrir. Y, como se dice comunmente en los torneos, es preciso ir “partido a partido”, sin triunfalismos susceptibles de opacar una situación a superar progresivamente. Como viene siendo.
Eso no niega justas aspiraciones. Pero pone los pies sobre la tierra.