Joseph Wood, condenado por los asesinatos en 1989 de su exnovia y del padre de ésta, fue declarado muerto a las 15H49 locales (22H49 GMT) en la ciudad de Florence, luego de haber recibido la inyección a las 13H52 locales, indicó un portavoz de la oficina del fiscal general de Arizona, Tom Horne.
Esta ejecución particularmente larga –en general los condenados fallecen en unos diez minutos–, fue realizada en el marco de una polémica en Estados Unidos sobre la eficacia y el origen de los productos utilizados en las ejecuciones.
«Las autoridades penitenciarias de Arizona (ADC) comenzaron la ejecución a las 13H52. A las 13H57, las ADC reportaron que Wood estaba anestesiado, pero a las 14H02 comenzó a respirar. A las 14H03, su boca se movió y continúa respirando desde entonces. Se sofoca y se queja desde hace una hora», escribieron los abogados en un documento redactado cuando el condenado todavía estaba vivo, a las 15H02.
En las últimas 24 horas, Wood había presentado varios recursos y apeló incluso ante la Suprema Corte de Estados Unidos por el secretismo que rodea el procedimiento de inyección letal usado en este Estado, así como en otros que mantienen la pena de muerte.
Wood había criticado como inconstitucional el riesgo de que su ejecución comportara sufrimiento, debido a la falta de información sobre los productos utilizados y sobre la calificación del personal a cargo de inyectarlo.
Arizona se limitó a decir que Wood sería ejecutado con los mismos productos utilizados en otra controvertida ejecución llevada a cabo en enero pasado en Ohio (norte), en el transcurso de la cual el condenado se había agitado y gemido durante 26 minutos.
En este caso, el Estado utilizó el anestesiante midazolam combinado con hidromorfina, un derivado de la morfina. «Arizona parece haberse unido a varios otros Estados irresponsables en un horror que era absolutamente previsible», denunció su abogado Dale Baich.
«A Joseph Wood le llevó dos horas morirse, se sofocó y buscó respirar durante casi una hora y cuarenta minutos», agrega el comunicado.
Fue la 26ª ejecución realizada este año en Estados Unidos, la primera en Arizona desde octubre de 2013. En este Estado fueron ejecutados 37 condenados desde 1992.
Wood había sido condenado por matar a tiros al padre de 55 años de su exnovia, que desaprobaba una relación tumultuosa, luego de que la joven Debbie Dietz, de 29 años, rompiera con él. Acto seguido, ante un testigo, disparó dos tiros a quemarropa al pecho de ella.
chv/bdx/lm/ja/llu/lm
© 1994-2014 Agence France-Presse
Joseph Wood, condenado por los asesinatos en 1989 de su exnovia y del padre de ésta, fue declarado muerto a las 15H49 locales (22H49 GMT) en la ciudad de Florence, luego de haber recibido la inyección a las 13H52 locales, indicó un portavoz de la oficina del fiscal general de Arizona, Tom Horne.
Esta ejecución particularmente larga –en general los condenados fallecen en unos diez minutos–, fue realizada en el marco de una polémica en Estados Unidos sobre la eficacia y el origen de los productos utilizados en las ejecuciones.
«Las autoridades penitenciarias de Arizona (ADC) comenzaron la ejecución a las 13H52. A las 13H57, las ADC reportaron que Wood estaba anestesiado, pero a las 14H02 comenzó a respirar. A las 14H03, su boca se movió y continúa respirando desde entonces. Se sofoca y se queja desde hace una hora», escribieron los abogados en un documento redactado cuando el condenado todavía estaba vivo, a las 15H02.
En las últimas 24 horas, Wood había presentado varios recursos y apeló incluso ante la Suprema Corte de Estados Unidos por el secretismo que rodea el procedimiento de inyección letal usado en este Estado, así como en otros que mantienen la pena de muerte.
Wood había criticado como inconstitucional el riesgo de que su ejecución comportara sufrimiento, debido a la falta de información sobre los productos utilizados y sobre la calificación del personal a cargo de inyectarlo.
Arizona se limitó a decir que Wood sería ejecutado con los mismos productos utilizados en otra controvertida ejecución llevada a cabo en enero pasado en Ohio (norte), en el transcurso de la cual el condenado se había agitado y gemido durante 26 minutos.
En este caso, el Estado utilizó el anestesiante midazolam combinado con hidromorfina, un derivado de la morfina. «Arizona parece haberse unido a varios otros Estados irresponsables en un horror que era absolutamente previsible», denunció su abogado Dale Baich.
«A Joseph Wood le llevó dos horas morirse, se sofocó y buscó respirar durante casi una hora y cuarenta minutos», agrega el comunicado.
Fue la 26ª ejecución realizada este año en Estados Unidos, la primera en Arizona desde octubre de 2013. En este Estado fueron ejecutados 37 condenados desde 1992.
Wood había sido condenado por matar a tiros al padre de 55 años de su exnovia, que desaprobaba una relación tumultuosa, luego de que la joven Debbie Dietz, de 29 años, rompiera con él. Acto seguido, ante un testigo, disparó dos tiros a quemarropa al pecho de ella.
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