Los vicios de las prácticas de la democracia representativa iniciada en 1958, estaban y continúan estando enclavados en las entrañas y la mentalidad de muchos dirigentes políticos, tecnoburócractas, gobernadores, alcaldes, diplomáticos plenipotenciarios que se la dan de reyezuel@s, ministros, entre otros
Evidentemente, como hemos venido diciendo desde el principio del Proceso Bolivariano, la seducción del modelo rentista petrolero, el cual ya había entrado en metástasis (1930-1998), no constituía una alternativa real de desarrollo sustentable que requieren los retos de un planeta en crisis, donde aparte de las amenazas belicistas de los superpotencias, el efecto del cambio climático es el peligro más silencioso, el cual tiene sus bases sobre la producción petrolera a nivel mundial por sus efectos contaminantes con el surgimiento de enfermedades ambientales y decenas de guerras por este recurso sin precedentes apenas a 14 años del siglo XXI.
Nuestra serie de artículos al respecto lo han evidenciado así, desde que nos iniciamos como analistas del “Pensamiento estructural venezolano”, investigación que llevamos en curso desde la década de los años noventa del siglo pasado.
Característica del
modelo petrorentista
Analistas como Salvador de la Plaza, Domingo Alberto Rangel, Pérez Alfonso, Pedro Duno y Alí Rodríguez Araque, entre otros, han evidenciado que lo que conocemos como burguesía venezolana creció por la apropiación indebida de la renta petrolera, no fue por esfuerzo propio como la burguesía brasileña, colombiana o argentina por poner algunos ejemplos.
La burguesía financiera en estos tiempos ha tenido unas ganancias extraordinarias, concretadas en la acumulación de capital de los banqueros que sirven de estructura financiera al Estado venezolano. Nuestra clase media, quiérase o no, es una clase media petrolera que en todas las épocas, incluyendo esta, aún tiene incrustado el “American Way Life”.
El 16 de agosto del año pasado, el presidente Maduro mencionó el posible surgimiento de una bolibuguesía: «Hay quienes dicen que existe una boliburguesía, yo estoy investigando, y a fondo”, expreso en ese momento. Algunos de ellos ya están pagando cana, otros han huido, como exgobernadores que hasta guisaban con un pavoso festival de los pueblos del ALBA, realizado en Maracay el cual era un fuente de lavado de dinero a nombre del proceso de integración cultural de los pueblos integrados en ese sistema regional.
Los vicios de las prácticas de la democracia representativa iniciada en 1958, estaban y continúan estando enclavados en las entrañas y la mentalidad de muchos dirigentes políticos, tecnoburócractas, gobernadores, alcaldes, diplomáticos plenipotenciarios que se la dan de reyezuel@s, ministros, entre otros. Las características de esos vicios son fácilmente identificables: clientelismo, conchupancia familiar (a si no sirvan para hacer nada), padrinazgo, aumento vertiginoso del gasto público, paternalismo, dependencia estructural, reciclaje burocrático con agotamiento crónico del funcionariado por la multiplicidad de cargos, prepotencia desde los puestos de donde ejercen el poder y corrupción.
¿Es posible pasar a una democracia
revolucionaria sustentable?
El proyecto Bolivariano ha intentando construir un modelo productivo alterno al parasitismo petrolero, impulsando una justa distribución de la renta petrolera. Esa renta petrolera, como dijo el presidente Maduro, se ha concretado “en todos las áreas en materia social, en combatir la pobreza, la miseria, generar los derechos a la educación pública, de calidad, gratuita, a los derechos a la salud pública de calidad y gratuita, un sistema de seguridad social, en vencer el desempleo, en subir los márgenes de empleo, el ingreso de la clase obrera, de los trabajadores”.
No podemos olvidar algunos intentos por superar el modelo rentista, más allá de la acertada de la distribución de la renta petrolera para las grandes mayorías. Recordemos entonces que Chávez intentó ese cambio cuando impulsó las siete áreas de estratégicas de desarrollo sustentable, donde se incluían algunas regiones afrodescendientes como Barlovento o Yaracuy, los Saraos, como el que se intentó en Cúpira-Barlovento o el Centro de Desarrollo Endógeno en Capaya, las propuestas de las empresas de producción socialista, los centros zamoranas, las distintas etapas de las misiones agrícolas hasta transformase en Gran Misión, las expropiaciones de empresas y expropiación de tierras a los latifundistas.
Las ideas del presidente Chávez fueron unos gritos desesperados por romper el modelo democrático participativo-rentista, pero quienes estuvieron a la cabeza no tuvieron fe ni convicción para implementarlos. Ese es el triste balance.
No es fácil, pero las condiciones están dadas para retomar esas ideas. Haría falta seleccionar con quienes, pues este pueblo sigo preñado de esperanzas las cuales no se deben castrar. Debemos reconocer que el modelo de la democracia participativa rentista entró en crisis terminal. Desde el año 2009, el Movimiento Social Afrodescendiente viene planteando una ruptura con ese modelo, que pese a sus buenas intenciones, repetimos, ya no está a la altura de la dinámica política para reorientar el proceso bolivariano. Se debe pasar de una democracia participativa rentista a una Democracia Revolucionaria Sustentable (DRS).
El reto
Como lo expresó recientemente el presidente Maduro: “La gran tarea que tiene hoy la Revolución Bolivariana es la creación y desarrollo del nuevo modelo económico productivo de carácter socialista, moderno, con un alto nivel de inversión». En esta declaración del Presidente se encuentra parte de la impronta de la Democracia Revolucionaria Sustentable.
No es que dejáremos producir petróleo, se trata de buscar alternativas dentro del mismo recurso petróleo apuntalando y no calcando la experiencia de cómo Noruega socialmente hace con su petróleo, que no depende de este recuso. Por otro lado, como el mismo Presidente lo dice, la concreción de “un modelo económico productivo socialista con altos niveles de tecnología, el cual debe articularse con nuevo motores de crecimiento, “ese es el tema central para los próximos 10 o 20 años. Trasciende esta coyuntura, la transición económica hacia un nuevo modelo del socialista quizás es la más dura de todas”
La voz de afroamérica
Jesús “Chucho” García