Arlindo Gouveia le dio al país la medalla de oro en el taekwondo (deporte de exhibición) de los Juegos Olímpicos Barcelona 1992, cita en la cual Adriana Carmona obtuvo bronce
Agosto es el mes del taekwondo venezolano, pues en este, el octavo intervalo del año, nuestro país históricamente ha cosechado las cuatro preseas en Juegos Olímpicos que lo erigen como el segundo deporte que más preseas le ha brindado al país en la máxima cita del deportiva universal.
Fue el 4 de agosto 1992 en el Palau Blaugrana de Barcelona cuando Arlindo Gouveia (Punto Fijo,Falcón, 22/12/69), a los 20 años, tocó la gloria y catapultó al taekwondo venezolano a lo más alto tras dar el batacazo en los -54kg y proclamarse campeón olímpico luego de sorprender con su arrolladora velocidad a sus pares de Francia, Korea e Indonesia.
“Esos Juegos fueron mágicos. Arlindo y el indonés dieron el batacazo en semifinales derrotando al koreano y al de China Taipei, rompiendo todos los pronósticos en una final para el momento inesperada, pues el koreano venía de ser campeón mundial”, recuerda de aquella hazaña el maestro Hung Ki Kim, entonces coach de Gouveia, Carlos Rivas y Adriana Carmona, las tres cartas criollas en aquellos Juegos.
Gouveia inició su periplo olímpico ante el francés Thierry Dedegbe, a quien superó 4-2 en cuartos de final. Más tarde, en semis, el pupilo de Kim afrontó una final adelantada ante el koreano campeón mundial y asiático (Santander 1990 y Kuala Lumpur 1992) Seo Sung-Kyo.
“Fue una pelea de otro planeta. Arlindo salió seguro, sabía que si ganaba ya estaba en la final …en su final olímpica, y gracias a Dios y a la buena lectura táctica del combate del maestro Kim y del propio Arlindo, todos celebramos esa victoria 4-3 sobre ése gran peleador de Korea, quien era el favorito para ganar el oro y es de los mejores de la historia”, rememora el venezolano Carlos Rivas, pentacampeón panamericano de taekwondo, quien vivió de cerca aquel momento de gloria junto a Gouveia en España.
En la otra llave de la pirámide de los -54kg, el indonés Dirc Talumewo superó a Ferass Jayyausi (Jordania) 6-4 y dio el golpe para meterse en la final al vencer a Ming-Sung Wang (China Taipei) en semis.
“Ése combate fue de mucho estudio, digno de una final. Aunque yo me sentía nervioso, sabía que podía y con la guía del maestro Hung Ki logré ser el hombre más feliz del mundo ése día, fue algo que jamás olvidaré. Simplemente el mejor día de mi vida porque nadie imagina lo duro que era antes competir en taekwondo”, recuerda 22 años después Arlindo, quien superó 2-1 a Talumewo, y le dio la segunda dorada olímpica a Venezuela en su historia.
Más que oficial
En Barcelona 1992, el taekwondo compitió por segundos Juegos Olímpicos al hilo como deporte de exhibición, razón por la cual las preseas de oro y bronce labradas por Gouveia y Adriana Carmona (primera venezolana en colgarse un metal olímpico), han sido tema de discusión debido al carácter de oficialización en el medallero.
“Yo creo que nuestras medallas valen tanto como las otras 11 que tiene Venezuela. Si fue oficial o no, no importa, lo que importa es que en ése entonces nos dimos a conocer como deporte en el mundo y eso abrió el camino para todo lo que vino después. Trabajamos muy duro y logramos una hazaña heroica e imborrable para la historia deportiva de nuestro país”, señala Gouveia, hoy director técnico de la selección nacional y presidente de la asociación de taekwondo del estado Anzoátegui.
En Barcelona 1992 compitieron 64 hombres y 64 mujeres de 27 naciones bajo el sistema de eliminación simple y sólo Gouveia y el mexicano William De Jesús Córdova (58kg) subieron a lo más alto del podio en representación del continente americano.