Con el beneplácito del gobierno revolucionario los chinos, poco a poco, nos invaden y adquieren activos estratégicos de la nación. Desde que se creó el Fondo Chino el país asiático comenzó a recibir cientos de miles de barriles en pago por sus recursos financieros. Ya hoy, según el VP Ramírez, los envíos alcanzan 524.000 b/d y se piensa suplir un millón de barriles para el 2016. Estos planes solo podrán ejecutarse en la medida que se continúe reduciendo el suministro a EEUU y otros clientes que nos pagan puntualmente.
Así mismo el vice sin argumentos sólidos tuvo la osadía de declarar: “El financiamiento con China protege a nuestra nación, mantiene nuestra soberanía y defiende los intereses de nuestro pueblo”. Falso, con ese financiamiento la entregamos y los vendemos,
Las graves consecuencias de esta relación para Venezuela no se queda en el ámbito financiero y petrolero, entre los 38 acuerdos firmados se supo que dentro de la producción aurífera y de hierro, la construcción de viviendas y ferrocarriles, la instalación de plantas cementeras, la ampliación del sistema de energía eléctrica y la operación de empresas públicas, los chinos tendrán una presencia privilegiada.
China abrazó hace años el capitalismo salvaje, con su secuela de trabajo servil y esclavo. Para mayores males, mantiene un régimen comunista de partido único, ahogado en actos de corrupción, que reprime las protestas, prohíbe sindicatos, planifica el número de hijos por hogar y controla la prensa e internet que operan bajo estrictas normas de vigilancia.
Pues bien, mientras nos alejamos de nuestros amigos tradicionales, democracias con libertad de pleno respeto por los derechos humanos, nos vamos poniendo en manos de ese imperio que ejerce férreo control sobre sus ciudadanos.
Juan Antonio Muller