Siendo muy joven, presenció la muerte de seis familiares a manos de la armada norteamericana en un bombardeo durante la guerra que enfrentó a Estados Unidos y a México entre 1846 y 1848
Felipe Nerio Espinosa Chávez fue un mexicano rebelde contrario a la ocupación estadounidense en Nuevo México y oficialmente, es el primer asesino serial de nacionalidad mexicana del que se tenga registro, adelantándose casi por 20 años a los crímenes de Francisco Guerrero, suscitados entre 1880 y 1908.
Recientes investigaciones han apuntado a la teoría de que los crímenes imputados a Espinosa Chávez pudieron haber sido inculpaciones del, en ese entonces, nuevo gobierno estadounidense en Nuevo México, para justificar su ejecución.
Nació en 1836, en el seno de una familia pobre, constituida por el matrimonio de Pedro Ignacio Espinosa y Gertrudis Chávez y varios hijos. Existen diversas versiones sobre su lugar de nacimiento, pues algunas apuntan que nació en Veracruz, México, pero según otras fuentes era oriundo del condado de Río Arriba, en Nuevo México.
La infancia y toda la vida de Espinosa estuvo marcada por la pobreza, la segregación y la marginación. Las enormes extensiones de territorio mexicano en el norte, estaban escasamente pobladas y los puntos de concentración poblacional que había estaban constituidos por familias de campesinos pobres, como la de Espinosa, que eran ignoradas por las autoridades que concentraban los recursos en las grandes urbes del sur.
Pese a las condiciones adversas, Felipe Espinosa creció como una persona normal, como la mayoría población mexicana de esa época. Era mestizo, analfabeta, católico, dedicado a los labores del campo, bajo el sistema productivo de subsistencia. Se casó y procreó hijos (dos, por lo menos).
Se convierte en criminal
Desde 1822, comienza la colonización americana en Nuevo México y para la década de 1830, si bien la población estadounidense aún era minoría, ya tenía fuerte influencia en la región. En 1847, tras la independencia de Texas en 1836 y la subsecuente inestabilidad política y económica que se vivía en México, fruto de las guerras y del descontento hacia el régimen de Santa Anna, se desata lo que ya se veía venir: la invasión de Estados Unidos y la guerra.
En medio de esta guerra, Felipe Espinosa vivió una experiencia desgarradora que lo llevó a obsesionarse con la venganza. Su casa fue atacada por los estadounidenses y en este ataque seis miembros de su familia fallecieron. Existen dos versiones al respecto, según la primera, la casa de Espinosa fue bombardeada accidentalmente por la Marina americana, mientras que, la segunda versión maneja que la casa fue atacada por un grupo militar o paramilitar de estadounidenses, que violaron y asesinaron a las mujeres. El punto es que, en ambos casos, los estadounidenses estaban involucrados y esto despertó en él un odio visceral hacia ellos.
Este hecho hace que los crímenes de Espinosa Chávez sean considerados una respuesta bélica. Oficialmente, es descrito como un asesino misionero, nómada, motivado por odio racial y que asesinaba en grupo. La primera víctima fue ejecutada en mayo de 1863, fue descuartizado y su corazón fue sustraído.
Junto a su hermano, José Vicente Espinosa, asesinó a 32 estadounidenses, tanto hombres como mujeres. Ejecutaba con arma de fuego y supuestamente, descuartizaba y le sacaba las vísceras a sus víctimas y dejaba a los cadáveres en una clara intensión de llamar la atención.
Amenazas de un asesino
Se dice que Felipe Espinosa envió varias cartas (que alguien debió ayudarle a escribir pues él era analfabeta) al, por ese entonces gobernador de Nuevo México, John Evans. En la primera amenazaba con asesinar a “600 gringos: 100 por cada uno de sus familiares muertos”.
En otra misiva exigía inmunidad para él y para toda su familia, que se le pidiera perdón públicamente y que se le indemnizara con 5 mil hectáreas de tierra, los cuales estarían fuera de la jurisdicción de las autoridades. De no cumplirse sus demandas mataría a 500 gringos más, entre ellos al gobernador, a parte de los 600 ya condenados.
Cazarecompensa lo cazó
Ante esta amenaza directa, a finales de 1863, el gobernador se reunió con los altos mandos militares para hallar un modo de detenerlos. Se enviaron numerosos destacamentos de caballería, pero todas las búsquedas resultaron infructuosas. Temiendo que la amenaza se convirtiese en realidad, el gobernador Evans reclamó los servicios de un famoso caza-recompensas, Tom Tobin.
Le ofrecieron grandes cantidades de dinero, así como tantos efectivos militares como necesitase. Tobin (quien había implementado anteriormente varias acciones para aprehender a los hermanos Espinosa, sin obtener resultados positivos), declinó la oferta del ejército y se fue él solo con otros tres hombres a buscar el campamento de los Espinosa
Tobin y sus hombres lograron lo que, hasta ese momento había sido imposible: encontraron el campamento de los forajidos. Una vez en el lugar, se desató un tiroteo entre ambos bandos, en el cual los dos hermanos Espinosa perecieron. A ambos se les diseccionó las manos y la cabeza post morten y éstas fueron llevadas ante el gobernador, para dar testimonio de la muerte de los asesinos.
Se desconoce cual fue el destino final de los restos mortales de los Espinosa. Hasta la fecha, viven descendientes de Felipe Nerio Espinosa Chávez, quienes están convencidos de que su antepasado fue satanizado por las autoridades y la prensa de la época.
Ensañamiento
En mayo de 1863 apareció en Nuevo México el cadáver de un hombre que había sido salvajemente golpeado antes de que procediesen a extraerle el corazón del pecho. Dos días más tarde de aquel hecho, las autoridades encontraron otro cuerpo exactamente igual de mutilado. Comenzó a cundir el terror en la zona a medida que iban apareciendo nuevas víctimas, separadas por cuatro o cinco días de diferencia. En ese verano murieron 32 personas a manos de los hermanos Espinosa Chávez
Edda Pujadas
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