Como Citgo es de Pdvsa, y si Pdvsa es del pueblo, Citgo es del pueblo también. Por lo tanto, su venta no puede ser la decisión de un cogollo
“La venta de Citgo es absurda”, dijo el experto petrolero José Toro Hardy en una reciente entrevista radial. Y remató con una frase lapidaria: “Citgo es el principal brazo comercializador de la industria petrolera venezolana y nos lo estamos amputando”.
Como Pdvsa ahora produce la mitad de lo que producía cuando tenía tres veces menos empleados, no tiene nada de raro que quienes la manejan no entiendan la gravedad de la situación. Chávez sí la entendió en su momento. Él también había dicho que quería vender Citgo, aparentemente basado en el estudio de un mexicano que decía que ningún otro país de la OPEP había construido refinerías. Pero luego cambió de opinión.
Para ahondar sobre este tema, vale la pena recordar la historia de la compra de Citgo: cuando cayó el Shah de Irán en 1979, muchas refinerías comenzaron a quedarse sin petróleo y Pdvsa compró refinerías en varias partes del mundo.
Se hicieron grandes inversiones para tener “refinerías a la medida” que procesaran nuestro petróleo pesado. Citgo era una de ellas. Pdvsa se comprometió a no repartir dividendos hasta que no se pagara el financiamiento. Crecimos en EE. UU. y llegamos a controlar el 10% del mercado de gasolina de allá. Refinamos nuestro petróleo en instalaciones venezolanas y los vendimos en 14.500 gasolineras marca Citgo. No nos interesaba que Citgo fuera muy rentable allá, nos interesaba que lo fuera Pdvsa aquí, por cuestiones meramente impositivas. Citgo sí era productiva. Eso que decía Chávez no era verdad.
Por eso, a pesar de su dogmatismo, Chávez era un tipo astuto y entendió la importancia de mantener Citgo para Venezuela cuando Guaicaipuro Lameda, entonces presidente de Pdvsa, lo llevó a su regreso de un viaje por el Asia a conocer las refinerías y oleoductos. Desde ese viaje, Chávez no volvió a mencionar la venta de Citgo. Más bien lo que hizo fue repetir infinidad de veces que “Pdvsa es del pueblo”. La conclusión es clara: como Citgo es de Pdvsa, si Pdvsa es del pueblo, Citgo es del pueblo también. Por lo tanto, su venta no puede ser la decisión de un cogollo, sino el producto de una consulta nacional. Haríamos una gran diferencia si todos los venezolanos, por todos los medios de comunicarnos que tenemos, armáramos un soberano escándalo: ¡No estoy de acuerdo con la venta de Citgo! Twitter, mensajes de texto, correos electrónicos, Facebook…
Si el gobierno reculó con la subida de los precios de la gasolina, tal vez podamos parar también esta locura. Y hablando de la gasolina, entiendo que hay necesidad de “sincerar los precios”, pero exijo –como venezolana también- que primero paren los subsidios a Cuba, Nicaragua y todos los países del Caricom. La caridad debe empezar por casa, y la gasolina es lo único barato que hay en este país.
Pero regresemos al tema de Citgo, porque hay una arista que no hemos considerado y que Nelson Bocaranda trajo a colación en sus recientes Runrunes: cuando la Asamblea Nacional cambió la Ley de Hidrocarburos en 2006, modificó las condiciones de contrato existentes con las empresas transnacionales. Unas aceptaron (por los altos precios del petróleo) pero otras no, como ConocoPhillips y Exxon que prefirieron demandarnos… y ganaron la demanda. Ahora un tribunal internacional establecerá cuánto tenemos que pagar, por lo que la especulación de los expertos sobre que la venta de Citgo tiene que ver con una jugada desesperada de última hora para venderla antes de que la embarguen, tiene sentido. De hecho, ya ConocoPhillips pidió prohibición de enajenar y gravar sobre Citgo.
¿De qué otra manera se explica la venta de la refinería que procesa nuestro petróleo ácido y pesado, de muy mala calidad? Quien sea dueño de la refinería, decidirá también el precio del crudo. El jeque Yamani, Ministro de Petróleo de Arabia Saudita, repetía que “la edad de piedra no se acabó por falta de piedras”. La del petróleo venezolano, por lo que vemos, tampoco acabará por falta de petróleo… Chávez no hubiera permitido la venta de Citgo. Tenemos que exigir un referéndum. ¿Aló, Maduro..?
Carolina Jaimes Branger