Hay estereotipos que aún sobreviven, como aquel que identifica a personas que viven en sectores populares, especialmente los jóvenes, sin acceso a servicios básicos, educación o empleo y que generalmente tienen un tono de piel morena o oscura como delincuentes por el hecho de su condición social
El grupo Tiuna El Fuerte comenzó a trabajar desde el 2005 con jóvenes de El Valle, y más recientemente con los de Valles del Tuy, se vale del arte y la comunicación para convertirlos en protagonistas de procesos creativos para transformar su realidad.
La Directora del Laboratorio de Artes Urbanas de Tiuna El Fuerte, Indira Granda, señala que trabajan para empoderar a los y las jóvenes de sectores populares que hacen parte del laboratorio de artes urbanas, que es un escuela de formación política a través de prácticas culturales urbanas, como el rap, graffitti, danza urbana, diseño gráfico y distintas expresiones o manifestaciones del arte urbano.
Resalta Granda que a través de ese espacio informal de socialización en que se convierten las áreas del parque cultural, los y las jóvenes entienden que la situación de vulneración de derechos humanos en la que viven no es algo que les pasa a ellos de manera particular, sino algo colectivo y que tiene su origen en la clase social a la que pertenecen; luego comprenden que esto puede cambiar,pero que para ello deben organizarse yformarse en derechos humanos “y en la acción directa también y el arte permite hacer eso de manera sinérgica”, señala Granda.
Quienes deseen conocer un poco más del trabajo realizado por este colectivo denominado Tiuna El Fuerte pueden visitar su página Web: www.tiunaelfuerte.net
“Yo vivo en un barrio… y siempre en una esquina donde estábamos jugando llegaba una patrulla…Yo estaba muy chamo, pero sí entendía el tema… las patrullas pasaban mucho por mi barrio por el tema de vagos y maleantes y todo el que conseguían en la calle, incluso jugando futbolito, más de las seis de la tarde se lo llevaban detenido… los policías te golpeaban, te daban una patada …te dejaban ahí en la comisaría, te exigían que barrieras el pasillo, que limpiaras los baños y (luego te podían) soltar…”.
Este relato de Joham Castillo, torturado por funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC) del estado Lara, da cuenta de cómo el maltrato policial en el barrio es un tema recurrente.
Este hecho también es recogido en los balances de denuncias sobre tortura presentados por la Red de Apoyo por la Justicia y la Paz; en el informe de junio de este año, se señala que de 263 personas atendidas desde el 2003 hasta el primer semestre de 2012, 211 (80,23%) son del sexo masculino y 52 (19,77%) del sexo femenino. Asimismo, más del 63,12% poseen edades que están comprendidas entre 18 y 38 años, siendo estudiantes, obreros y obreras y personas que desarrollan oficios varios, las ocupaciones que agrupan al 47,53% de las víctimas. ¿Por qué se da esto? Por un fenómeno conocido como criminalización de la pobreza.
¿De qué se trata?
La criminalización de la pobreza es aquella forma de pensamiento según la cual, las personas que viven en sectores populares, especialmente los jóvenes, sin acceso a servicios básicos, educación o empleo y que generalmente tienen un tono de piel morena o oscura son delincuentes por el hecho de su condición social, y por ende, se merecen de antemano la sospecha y el castigo.
¿De dónde viene esto? Desde los primeros tiempos de la sociedad industrial se liga la pobreza con el mal y se piensa que por definición el criminal es pobre y, por ende, se hace una asociación de que el pobre es el culpable del crimen.
Es importante entender, como explica el economista marxista Manuel Sutherland, que la pobreza es producto del sistema, es decir que el modo de producción capitalista hace que cada vez más grandes masas de trabajadores y trabajadoras queden desempleados y desempleadas y sin oportunidades, lo que hace que desarrollen actitudes de violencia que puede llevarlos y llevarlas a delinquir. Sin embargo, para su tranquilidad, la sociedad capitalista se hace pensar que el pobre “…. vive en esas condiciones porque no ha sabido o no ha querido buscar sus oportunidades. Es responsable de su situación y una amenaza para el modo de vida normalizado….”. De ahí que la respuesta a la inseguridad se deje a cargo de la acción de la policía. “No es de extrañarse que las políticas de control de criminalidad estén enfocadas hacia los barrios y que la policía se asuma, de manera equivocada, como la encargada de realizar la “profilaxis social” y de contener a estas masas para que no afecten los bienes de la gente de bien” (1).
Por su parte, los medios de comunicación terminan contribuyendo a la criminalización, pues en su discurso “asocian la triada juventud- violencia- inseguridad” que multiplica las imágenes estigmatizantes y criminalizadoras entre los jóvenes.
Ante todo este panorama, surgen colectivos que apuntan a usar diversos medios de comunicación y prácticas culturales para “Visibilizar al joven o que el propio joven se visibilice con otrodiscurso sobre sí, desde el respeto a sus códigos…”. Éste es un trabajo que adelantauna organización social conocida como el Colectivo Tiuna El Fuerte.
Propuestas para descriminalizar la pobreza
- La creación de un tejido social que permita la reconstitución de la confianza de un lado y del otro; y evitar, además, los discursos que de una o de otra manera tiendan a alimentar la desconfianza de una clase o de un grupo social hacia el otro. (Tito La Cruz, Director de la Escuela de Ciencias Sociales de la Universidad Católica Andrés Bello.)
- Propiciar el empoderamiento de los sectores de la sociedad más desprotegidos, de manera que el pueblo organizado pueda ejercer el poder desde la base y establecer formas de autogobierno comunitario. (Jesús Machado, sociólogo de la Fundación Centro Gumilla).
- “El primero que criminaliza la pobreza es el Estado a través de sus cuerpos policiales. Por ello, creo que es importante que haya una policía con una visión mucho más orientada hacia los derechos humanos, una policía orientada hacia la resolución de los problemas de convivencia entre los sectores pobres y los sectores de clase media”. (Tito La Cruz).
Si bien todas las propuestas son importantes para descriminalizar la pobreza, deseamos resaltar que la acción del Estado es vital, pues no sólo debe generar políticas de inclusión de los y las jóvenes de los barrios y oportunidades de empleo, fomentar la denuncia y garantizar los mecanismos expeditos para la administración de justicia sin discriminación de ningún tipo; sino seguir impulsando el nuevo modelo policial, que pasa sin duda por el cambio de enfoque de la función policial, de represiva a preventiva y que implica una forma diferente y respetuosade acercarse e integrarse a la comunidad.
Todos estamos llamados y llamadas como sociedad a evitar criminalizar a las personas sólo por ser pobres, por eso, evitemos decir que todo el que vive en el barrio es malandro, ¡usemos las palabras con justicia!.
- MALANDROS Identidad, Poder y Seguridad. Jornada de Debate, Abril- Mayo. 2010. 89pp.
- Red de Apoyo. El crimen de Pobreza. Pp. 114. Caracas
- www.unes.edu.ve
Red de Apoyo por la Justicia y la Paz
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