“El gobierno revolucionario debe a los buenos ciudadanos toda la protección nacional; a los enemigos del pueblo no les debe sino la muerte”. Maximiliano Robespierre
Recordamos antes que tanto la democracia como la republica nacieron y vivieron en la antigüedad y todavía precisamos, son figuras de los tiempos Antes de Cristo. Luego, reaparecen evolucionadas, entrada ya la modernidad y coronando los procesos revolucionarios de Holanda, Inglaterra y especialmente de los Estados Unidos de América y Francia.
Dijimos también que en común tuvieron y tienen la democracia y la republica su devoción por la libertad y la igualdad y se diferencian entre variados elementos el que la democracia hace de la mayoría su regla de oro y, la republica su construcción ética su razón y su fe.
Evocamos que en Venezuela sin embargo, siempre nos reclamamos republicanos en declaraciones y constituciones aunque en nuestra bicentenaria existencia como unidad política y societaria confundimos independencia con libertad y oligarquías con democracia. El siglo XIX nos vio como pueblo a la merced de los hombres de armas. Al comienzo legitimando su predominio en la cualidad adquirida en las filas patriotas y luchando contra la metrópolis y luego, manipulando a placer los conceptos para encontrar fundamento para la disensión que escondía simplemente la ambición del poder. Posteriormente y ya en el siglo XX los hombres de armas que otrora eran eso y su fuerza, conocieron el metabolismo de la institucionalidad y compartieron el parto del trienio que alumbro la ciudadanía aunque seguidamente y con ritos y formas de aparente abolengo emergieron con el golpe de estado y alguna versión de la teoría de la seguridad nacional para finalmente dejar pasar en 1958 a la única experiencia en nuestra historia de republica y democracia que fue ese periodo que culmina en 1998 con una de las mas vergonzosas apostasías de nuestro acontecer como pueblo y que denominaron la republica bolivariana.
En efecto, al tiempo que la republica civil era llevada al cadalso por la democracia se inventaba un régimen falaz, retorico, cínico que hurgando en el bajo psiquismo popular y de la mano de un farsante estelar nos regreso groseramente a los excesos y felonías del decimonónico talando implacable la siembra de valores, principios, instituciones y cultura que creyó el puntofijismo que había germinado en Venezuela. A nombre de la democracia y con el apoyo de la mayoría se desconocieron y desconocen los derechos humanos y se despojo de significación a la estructura que por cuatro décadas mostro que podíamos vivir en libertad, igualados ante la ley, sujetos a instituciones creíbles y responsables ante la ley y ante la historia.
Ahora, los militares gobiernan junto a los mamelucos del castrismo enriqueciéndose obscenos y peor aún, abandonando su compromiso con la soberanía y objetivamente hablando, deambulamos divididos, segregados, marginados y vejados por una clase política inferior visiblemente pero que asienta su predominio en que representan a la mayoría constituida por los pobres y manipulándolos arremeten contra todo alzando el discurso de la demagogia.
A nombre de la democracia de la mediocridad se ultima a la republica usurpándole hasta el nombre. En realidad, al populismo pseudoconstitucional y despotico que armaron le suturaron como adjetivo el sustantivo bolivariano.
En Angostura Bolivar nos previno, Luis Castro Leiva lo repitió y actualizo el 23 de Enero de 1998 e incluso otro difunto digno Jorge Olavarria el 5 de Julio de 1999 pero el ruido de la democracia tumultuaria nos ensordece. ¡Triste!
Nelson Chitty La Roche
Twitter: @nchittylaroche