La Revolución se repliega sobre sí misma cada vez más, los problemas que trata son internos, emula a Narciso enamorado de sí mismo, contemplándose en el agua. Mientras esto ocurre, la realidad camina más allá de las pantallas del canal 8 y presagia el fin del espejismo.
La situación es muy delicada, alguien tiene que gritarlo con valentía allá en la cúspide. Hay que informar a la masa y apoyarse en su conciencia revolucionaria vapuleada por la misma Revolución con sus errores, pero debemos tener confianza en las reservas morales de los humildes, en su altruismo que vencerá las sombras del egoísmo. Estamos sentados sobre un barril de pólvora, estamos corriendo el peligro de un «bleve» Revolucionario. (BLEVE es el acrónimo inglés de «boiling liquid expanding vapour explosion»: explosión de vapores que se expanden al hervir el líquido, ocurre en los tanques de petróleo, fue el caso lamentable de Tacoa)
La actitud de la dirección es parecida a la del que evita oír una mala noticia del médico, y voltea para otro lado o arremete contra el mensajero. Todos los voceros del gobierno hablan como ebrios de irrealidad: «todo está bien», «los números son buenos». Se comportan como la orquesta del Titanic, que se hundía y seguía tocando la canción «Más cerca, mi Dios, de Ti».
La Revolución se regodea oyendo melodías celestiales, contemplándose el ombligo, entre tanto la derecha desmonta sus avances y en el pueblo avanza un «bleve». En el sacudón encontramos una muestra del deslizamiento hacia la derecha. Veamos.
El sacudón, al separar de nuevo al Ministerio de PDVSA, revierte uno de los pilares de la política petrolera de Chávez, que fue la unión de la empresa y el Estado, se fusionaban en una sola intención. Esta filosofía política acabó con la visión de PDVSA como una compañía aparte del Estado, lo que llevó a construir una meritocracia divorciada de la nación, y ya sabemos dónde terminó todo, aún padecemos al sabotaje petrolero. Con la política petrolera de Chávez no sólo se acabó con la visión meritócrata sino que la empresa se hizo parte entrañable de la gestión social de la Revolución, se convirtió en parte del pueblo, como dice la consigna. Dejó de ser una compañía extranjera con sede en Caracas.
Al regresar a la forma de funcionamiento de la cuarta se están creando las condiciones para el retoñar definitivo de la vieja petrolera, la vieja mentalidad meritócrata. Y esto es objetivo, no dependerá de la buena voluntad de los nuevos directivos, la vieja estructura reclamará la vieja conciencia.
Lo anterior es sólo un ejemplo de la situación, los signos de la crisis se ven por todos lados, lo dicen las encuestas, aun las tarifadas, lo dicen los comentaristas, se ve en las colas, en la descomunal carestía, en la pérdida brutal del valor del Bolívar, en el desencanto de la gente.
El alto gobierno debe reunirse sin cámaras, sin espectáculo, y estudiar con verdadero espíritu crítico la delicada situación. Tomar medidas -no económicas- para recuperar la pasión, la mística revolucionaria. Que alguien en esa reunión se atreva a poner en juego todo y grite: ¡el Rey esta desnudo! De ese grito, de esa actitud, dependerá el futuro de todos nosotros. Que en esa reunión se hable más de lo malo y menos de lo bueno, que se condenen los espejismos.
Toby Valderrama y Antonio Aponte | Aporrea.org