Son relaciones breves o medianamente breves en las que, aunque pueda existir amor o algo parecido al amor, se desvanecen cuando el efecto de las hormonas y de algunas sustancias químicas ceden, mientras el cerebro libre de esa dosis es capaz de permitir ver lo que no conviene
Las relaciones de pareja son impredecibles. Muchas de las que anuncian un final feliz culminan con un desenlace trágico, lo cual se traduce en una separación no aceptada por alguno de sus miembros.
En cambio, puede ser que un romance que a todas luces parezca fugaz termine en una unión permanente para sorpresa de uno o de los dos miembros de esa relación sentimental que no esperaban que aquello ocurriera.
Por lo anterior, a la hora de amar, hay mucho de sorpresa, de azar y de destino, porque se dan casos en que la lógica nos dice que la relación funcionará y, contra todo pronóstico, la unión no prospera dejando una estela de frustración y desasosiego a su paso.
1. Una pareja mucho
menor como trofeo
Las diferencias son una de las tantas razones por las que las parejas terminan en una separación. Un ejemplo de ellas puede ser la edad. Cuando el tiempo cronológico entre uno y el otro es mayor de diez años, mientras se sabe que, con el pasar del tiempo, las posibilidades de una separación aumentan, justo en el momento en que uno luzca mucho más joven que otro, existe predisposición a asumir un compromiso.
Si el hombre es mucho mayor que la mujer sabe que el tiempo de la relación es corto y un miedo paralizante puede impedirle tomar ese vínculo como serio, más bien se piensa en una aventura, con una duración que dependerá de cuánto se quiera arriesgar por un romance que no promete larga vida.
Por otro lado, cuando el hombre tiene mucha más edad que la mujer también puede asumir el riesgo y permitirse vivir una relación, aunque dentro de unos diez años la diferencia de apariencia entre los miembros de la relación sea notoria, cuando a uno se le note mucho más la edad que al otro, mientras las murmuraciones de la gente se vuelvan frecuentes, pero exista la plena convicción de que se puede luchar con eso.
La diferencia de edad para algunos puede ser el motivo de no permitir involucrarse con una persona mucho menor o mayor. Hay quienes no toleran una pareja muy joven porque las expectativas y necesidades son diferentes. Otros para quienes conquistar a alguien con menos edad, se convierte en un reto que se transforma en trofeo, aunque con el tiempo y el deterioro físico la posibilidad de una separación se triplique.
Cuando la mujer es mayor, puede darse que se decida vivir el romance a pesar de que a todas luces esa relación no tenga mucho tiempo de vida. Sin embargo, como las diferencias son muchas, y existen algunas razones que hacen que la edad sea lo que menos importe, permitir que un vínculo tome consistencia tiene sentido.
2. En la búsqueda
de un compromiso
Hay quienes están en la búsqueda de un compromiso. Ya decidieron que el tiempo de la soledad ha finalizado. Si vienen de una relación tortuosa que para bien termina, han sanado las heridas y comprendido las razones que hicieron que aquello fracasara, se han dado así las condiciones para que se pueda comenzar otra relación de modo sano.
En un estado semejante, existen muchas posibilidades de coincidir con quien esté en igual momento; que la química fluya y lo que tienen en común salga a la luz, entre otros motivos para que surja un romance duradero.
Mientras que, en caso contrario, cuando, por ejemplo, se inicia una relación pero aún se piensa en otra persona, o existe mucho dolor de por medio que impida asumir un compromiso, iniciar un romance resulta lo más desacertado, porque el tiempo de duelo no ha pasado; no se han comprendido las razones que hicieron que esa relación no funcionara. Por ende, ese romance que comienza tiene la palabra fracaso por nombre.
Aparte de lo anterior, hay mucho de riesgo en las relaciones de pareja. Aquel romance que parece perfecto con el hombre que luce ideal puede tan sólo terminar siendo un espejismo en el desierto una vez que las diferencias –como ideológicas, religiosas o expectativas diferentes a las esperadas- aparezcan.
Por otra parte, aquella pareja que a todas luces parece distinta puede terminar coincidiendo en muchos aspectos, para hacer que las condiciones se den y el vínculo avance. En definitiva, en las relaciones de pareja existe una especie de ruleta rusa, en la que, a veces, todo resulta para bien, mientras que, en otras circunstancias, todo se vuelve en contra. Es ahí cuando perfectamente cabe la palabra destino en esa interacción que puede ser afortunada y favorable, o el contrario, desafortunada y catastrófica.
3. Un experimento
antes del amor verdadero
Aunque no es la intención, antes de la pareja esperada, se da alguna relación que no termina bien, pero deja un aprendizaje cuando queda claro qué es lo que no queremos en un vínculo amoroso.
Son relaciones breves o medianamente breves en las que, aunque pueda existir amor o algo parecido al amor, se desvanecen cuando el efecto de las hormonas y de algunas sustancias químicas ceden, mientras el cerebro libre de esa dosis es capaz de permitir ver lo que no conviene.
Las razones por las que aparecen esas relaciones pueden ser experiencias que aprender o un estado de soledad que nos lleva a aceptar a quien llena levemente las expectativas cuando las metas no son claras y vivir el momento es lo que cuenta aunque el mañana nos pase factura por el tiempo malgastado.
Una vez vivida la experiencia desafortunada cuando aparece esa persona con la que se quiere arriesgar todo, se siente que ha valido pasar por aquello para saber valorar lo presente.
¿Fortuna a favor o en contra?
*** Hay parejas que tienen mucho en común y todo a su favor, pero terminan viviendo un romance fugaz cuando las condiciones que parecían favorables se vuelven en contra haciendo que la experiencia en el amor no los sorprenda para bien.
*** A veces, la edad, que parece un impedimento, se puede transformar en un aliciente que hace esa relación excitante. Otras, de un amorío se pasa a un compromiso, mientras que puede ser que antes de ese romance ideal aparezca uno desafortunado que hará que haya valido vivir el anterior para apreciar el amor verdadero.
La voz de la mujer
Isabel Rivero De Armas