La revolución permanente-socialista-marxista es una declaración de guerra sin fin, donde no se aceptan opositores y sino enemigos del proceso que deben execrados, desterrados, apresados y pasados por las armas
Cesáreo José Espinal Vásquez
e-mail: cjev@cantv.net
El partido político que actualmente detenta el poder en nuestro país, utiliza sistemáticamente las frases “gobierno bolivariano revolucionario, partido revolucionario, decisiones revolucionarias y mucho más”. Las revoluciones políticas marxista no se hacen con “serpentinas y papelillos” sino en conflictos bélicos, rompiendo con las instituciones públicas y privadas, imponiendo el manifiesto comunista, desde magnicidios, asesinatos, asaltos, tomas de posiciones, enfrentamientos, privaciones de libertad, lucha de clases, eliminación de la propiedad privada y muerte al enemigo.
En la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, no aparece ni por interpretación extensiva, las frases revolución ni comunismo. El socialismo científico de Marx y Engels en 1848 y programado en el llamado “manifiesto comunista”, abrió las puertas a esta ideología. Fue notorio, público y comunicacional, la confesión que hizo Hugo Chávez al declararse marxista y por supuesto, todo su gobierno y a la República Bolivariana de Venezuela, alejando el ejercicio del gobierno de la legitimidad democrática de origen en comicios de ley, rompiendo con el hilo constitucional y democrático, por el desempeño del poder que dio y se continúa, en revolución permanente, lo que indefectiblemente, vivimos en una guerra sin fin.
En los regímenes comunistas desde Lenin con la revolución Bolchevique en octubre de 1917, el poder por el poder, es el poder y se asumió con el asesinato de del Zar Nicolás y su familia; posteriormente, a la entrada en escena de Stalin y la persecución que hizo contra su camarada, Trotsky, quien a pesar de haber escrito su obra “La revolución permanente”, era un estorbo par Stalin ordenando su asesinato en México. Entre los altos dirigentes del comunismo, llámese en Venezuela “socialismo bolivariano”, no existe amistades sino intereses personales. Todos son enemigos entre ellos mismos y los opositores democráticos, deben ser considerados enemigos del proceso, pero, no se debe pensar que todos sean verdugos “comisarios políticos”; hay personas razonables, nobles y sin fanatismo, como fue el premio Nobel de la paz Mijaíl Gorbachov, dando un vuelco para la conciliación, que debería ser imitado y acabar con la Guerra sin fin.