El presidente francés, François Hollande, dijo el jueves que la decisión será decisiva para Europa y Gran Bretaña
Escocia votaba el jueves en un referendo que podría llevarla a terminar con su unión de 307 años con Inglaterra y convertirse en una nación independiente o a permanecer dentro del Reino Unido, una decisión que podría tener consecuencias en todo el mundo.
Desde las remotas tierras altas e islas hasta ciudades como Glasgow, los escoceses estaban casi divididos por igual sobre una votación que está siendo observada de cerca por los aliados de Gran Bretaña, inversores y otras regiones donde existen reclamos de secesión.
Los sondeos de opinión antes del referendo indicaron que la campaña por el «no» -en favor de quedarse en el Reino Unido- tiene una leve ventaja.
Cientos de miles de personas seguían indecisas mientras se abrían las urnas pero, según avanzaba el día, tanto la libra como el precio de las acciones más importantes subieron por la expectativa de que no habrá una separación.
Quienes se oponen a la independencia dicen que la escisión podría desacelerar el crecimiento económico, afectar la capacidad defensiva del Reino Unido, amenazar la unidad de otros países y mover la balanza en favor de las personas que quieren que Gran Bretaña abandone la Unión Europea.
El presidente francés, François Hollande, dijo el jueves que la decisión será decisiva para Europa y Gran Bretaña: «Luego de medio siglo construyendo Europa, nos arriesgamos a entrar en un periodo de deconstrucción».
Los que se muestran a favor dicen que esos argumentos son alarmistas y ven un futuro brillante para una Escocia independiente en Europa, una sociedad más justa y posibilidades de cooperación económica y en defensa con Londres.
El asunto ha dividido a familias y amigos, pero también ha generado una intensa agitación en el territorio, de 5,3 millones de habitantes.
Cinco encuestas muestran que el respaldo a la independencia se ubica en 48 por ciento, en comparación con el 52 por ciento en favor de mantener la unión, mientras que una de las últimas encuestas mostró que la contienda es incluso más estrecha: un 49 por ciento por el «sí» y un 51 por ciento por el «no».
Líderes de ambos bandos han instado a los escoceses a considerar las implicaciones a largo plazo de responder «sí» o «no» a la pregunta: «¿Escocia debería ser un país independiente?».
El movimiento por la independencia dice que los escoceses deberían poder escoger a sus propios líderes y tomar sus propias decisiones en lugar de ser gobernados por Londres. Los partidarios de la unión dicen que Escocia es más prospera y está más segura como parte de Reino Unido y que los vínculos que los unen son demasiado estrechos para deshacerse.
La perspectiva de romper con Reino Unido, la sexta mayor economía del mundo y miembro permanente con derecho a veto en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, ha provocado que ciudadanos y aliados por igual ponderen qué quedaría, mientras que los economistas de Londres han advertido de una agitación en los mercados financieros.
La libra logró su máximo en cerca de dos semanas frente al dólar el jueves y las principales acciones siguieron subiendo, lejos de los mínimos de comienzo del mes, cuando los sondeos mostraron un pequeño y sorprendente liderazgo de los partidarios de la independencia.
Las autoridades electorales dijeron que los resultados se esperan para la mañana del viernes, pero los resultados parciales ofrecerán indicios sobre la tendencia después del recuento en ciudades como Glasgow, alrededor de las 0400 GMT.
Reuters