El museo de Picasso en París abrió después de cinco años de permanecer cerrado debido a una renovación repleta de reveses, acusaciones y despidos… pero sus obras maestras siguen bajo llave. Los visitantes solo verán paredes y techos blancos.
«Primero pediría a todos que calmen su entusiasmo porque no van a ver nada. Es una gran decepción. Es un museo vacío», dijo Laurent Le Bon, presidente del museo, durante una recepción el viernes.
Le Bon lleva en el puesto tres meses, luego de que su antecesor fue despedido.
Las 37 salas del Musee Picasso, ubicado en el Hotel de Sale del siglo XVII en el distrito Marais de París, fueron abiertas temporalmente este fin de semana en honor al fin de semana de la herencia francesa, que se conmemora cada año.
El museo, que está bajo el hospicio del gobierno galo, abrirá oficialmente el 25 de octubre y hasta entonces el arte estará guardado y juntando polvo.
Para renovar el recinto se invirtieron 52 millones de euros (72 millones de dólares) y los organizadores esperan que eso acabe con los problemas del museo, que parecen interminables.
El director anterior fue destituido en mayo por retrasos en la renovación, en medio de acusaciones de malos manejos administrativos y enfrentamientos entre el gobierno y la familia del artista.
«En muchas de las salas no hay nada que ver. Es como una hoja en blanco donde podemos usar la imaginación. Es un momento donde todavía podemos soñar», insistió Le Bon.
Cuando el recinto se inaugure oficialmente, habrá 400 obras del prolífico fundador del cubismo.