La organización International Crisis Group alertó que la crisis en Venezuela no está “cerrada” aunque las protestas se hayan acabajo y subrayó que si no se reactiva el diálogo Gobierno-oposición, la violencia volverá “tarde o temprano”.
“La ausencia de un conflicto violento en la calles no debe ser tomada como una señal de que todo va bien”, advierte el informe “Inercia peligrosa”, que fue publicado por esta organización no gubernamental especializada en la prevención y resolución de crisis.
“Si el Gobierno no afronta con prontitud los problemas económicos y sociales y provee un marco político dentro del cual se puedan resolver de manera pacífica las profundas divisiones existentes, se producirá una crisis política y social de dimensiones impredecibles”, agrega.
La publicación del informe coincide con una “primera buena señal”, aunque “limitada”, de parte de las autoridades judiciales venezolanas, señaló a Efe el peruano Javier Ciurlizza, responsable de ICG para Latinoamérica, en referencia al arresto domiciliario concedido al excomisario Iván Simonovis por razones humanitarias.
Para Ciurlizza, antes de entrar en las liberaciones de presos y otros asuntos en los que es más difícil el acuerdo entre las partes, el diálogo debe centrarse en garantizar que se sigan los mecanismos constitucionales para el nombramiento de personas respetadas e independientes en la Corte Suprema, el Consejo Nacional Electoral, la Contraloría y otros instituciones claves.
Es muy importante que se haga de acuerdo a la Constitución y “sin imposiciones” todo el proceso, que es “muy complejo” y comprende la participación de la sociedad civil, señaló.
El proceso empieza con la selección de las personas encargadas de designar a los cargos públicos que luego serán sometidos a la aprobación de la Asamblea Nacional, para lo cual se necesitan dos tercios de los votos, explicó.
Como en sus anteriores informes sobre Venezuela, ICG, cuya sede para América Latina está en Bogotá, hace un llamado al diálogo y pide a la comunidad internacional, especialmente a Unasur (Unión de Naciones Suramericanas), que ayude a reactivarlo.
Ciurlizza dijo que ICG ha conversado ya con el nuevo secretario general de Unasur, el colombiano Ernesto Samper, y espera que pueda impulsar el diálogo que el Gobierno de Nicolás Maduro y la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) iniciaron en medio de las protestas de la primera parte del año y que quedó “congelado” en mayo pasado por decisión de la oposición.
Lo primero que la comunidad internacional debería hacer es, según ICG, presionar a ambas partes para que acuerden “un calendario conciso y viable y un mecanismo confiable para el nombramiento de nuevos miembros en instituciones claves”.
Los siguientes puntos son urgir al Gobierno a que libere a “los detenidos por protestas políticas no violentas” y reclamar a la oposición que reafirme su compromiso de “recurrir exclusivamente a los canales constitucionales”.
Por último, “redoblar, a través de Unasur y con la ayuda del sistema de Naciones Unidas, los esfuerzos para ayudar a Venezuela a superar su actual polarización con el fin de promover la democracia, los derechos humanos y la estabilidad en un país que todavía está muy en crisis”.
El informe pasa revista a la situación política y económica de Venezuela durante y después de las protestas, en las que se produjeron más de 40 muertes, “en su mayor parte no aclaradas”, y señala el hecho de que ambas partes sufrieran disensiones internas cuando la calma volvió a las calles.
“Las causas subyacentes (de las protestas) están intactas”, señala ICG, que menciona que “los estándares de vida siguen bajando debido a la recesión económica, el crimen violento continúa en niveles récord y los reclamos laborales y las protestas por unos servicios públicos de baja calidad son tratados a menudo duramente”.
Ahora, cuatro meses después de que la MUD anunciara que congelaba el diálogo por falta de resultados, la tarea se ha hecho más difícil “por la falta de consenso interno en cada uno de las partes y porque el Gobierno aparentemente cree que ‘ganó’ el puso en la calle y no tiene necesidad de negociar”, dice ICG.
Pero ICG advierte de que solo si la comunidad internacional da los pasos necesarios, hay posibilidad de que el diálogo se reactive y se aleje así la posibilidad de un conflicto “cuyas repercusiones trascendería las fronteras de Venezuela“.