Una serie de muertes en el hospital de Maracay ha desatado temores de una potente enfermedad propagada a través de un mosquito, provocando el arresto de un doctor a quien las autoridades acusan de generar pánico. Los residentes, por su parte, no saben cómo explicar sus síntomas.
El presidente Nicolás Maduro insiste en que no hay sustento para activar una alarma general y acusó al doctor de emitir advertencias sobre la enfermedad no identificada de «terrorismo psicológico» y ordenó su arresto.
El doctor Ángel Sarmiento, presidente del Colegio de Médicos del estado Aragua, les dijo a reporteros el 11 de septiembre que un virus o una bacteria podría ser responsable por las muertes de ocho pacientes que ocurrieron una tras otra en el Hospital Central de Maracay. Un noveno paciente murió tres días después de las declaraciones de Sarmiento.
Las preocupaciones en Maracay por las muertes y la confusión sobre a quién creerle ilustran cómo incluso la salud se ha politizado en Venezuela. Según los doctores, parte del problema es que el silenciamiento de la prensa independiente también ha reducido el flujo de información.
«Lamentablemente disentir, tener una posición distinta a la del gobierno, ocasiona una cacería encarnizada», dijo Sarmiento en una entrevista por teléfono el viernes. «No soy un terrorista, soy un médico».
El doctor señaló que aún se encontraba en Venezuela pero escondido porque le preocupaba ser blanco de una persecución política.
Gran parte de la atención y el miedo se han concentrado en el chikungunya, una enfermedad viral transmitida por picaduras de un mosquito que ha estado presente desde hace décadas en África y Asia pero que sólo recientemente se ha propagado al Caribe. Aunque no hay cura para la enfermedad, sus síntomas pueden ser aliviados con medicinas. El chikungunya ha matado a al menos 113 personas este año en el Caribe, según la Organización Panamericana de la Salud, siendo las islas de Martinica y Guadalupe las más golpeadas.
Las autoridades de salud del gobierno de Maduro y epidemiólogos independientes están de acuerdo en que el virus llegó a Venezuela hace varios meses. Las partes, sin embargo, discrepan sobre casi todo lo demás en torno a la enfermedad.
En un país polarizado, algunos de los principales epidemiólogos dijeron que creían que el chikungunya se estaba propagando de forma tan rápida que era necesario declarar una emergencia de salud. El gobierno ha rechazado la idea y acusado a sus detractores de tratar de ganar puntos políticos.
Luis López, secretario de Salud del estado Aragua, dijo en una entrevista que las nueve muertes en el hospital en las dos semanas finalizadas el 14 de septiembre no fueron causadas por el chikungunya u otro virus transmitido por un mosquito.
«Todos, todos los casos tenían dificultades importantes desde el punto de vista de salud», dijo, al tiempo que otro doctor, Gerardo Sánchez, leía detalles sobre la causa de las nueve muertes del parte médico del hospital.
Doctores independientes entrevistados dicen que la información publicada por el gobierno está incompleta e inconclusa y no significa que una enfermedad tropical, como el chikungunya, tuvo algo que ver.
López añadió que el gobierno, incluido el gobernador para el que trabaja, Tareck El Aissami, considera los comentarios de Sarmiento sobre las muertes como un ataque para «sabotear en primer caso la salud de Aragua y utilizar la salud de Aragua para crear una alarma que no existía a nivel nacional e internacional«.
Los males tropicales son comunes en Venezuela
El dengue ha sido un flagelo para Venezuela por años. Sin embargo, según el Colegio de Médicos, las autoridades de salud del gobierno no han buscado el apoyo de epidemiólogos independientes y especialistas en enfermedades infecciosas para tratar de establecer una estrategia contra las enfermedades tropicales, como es la norma en países vecinos cuando se producen brotes.
Los doctores señalan que temen hablar luego de que Maduro acusó a Sarmiento directamente y prometió un castigo severo si era detenido.
«En Venezuela hay un problema pero las autoridades actúan como si nada está pasando», afirma Edgar Capriles, quien trabaja en el Hospital Central y se desempeñó en el sistema de salud público para contener enfermedades.
En algunos vecindarios en esta ciudad de calor sofocante (Maracay), familias enteras han sido infectadas con lo que se presume es el chikungunya o sienten lo que se cree son sus secuelas. Los centros de salud locales están abarrotados de personas con fiebre que buscan acetaminofén, que muchos enfermos dicen que ha sido imposible de conseguir.
En un barrio en la parte este de la ciudad, Fanny Ramírez, de 49 años, llegó a un pequeño centro médico con su hijo, Elvis Morffe, de 14 años, quien tenía una fiebre alta, dolor en las articulaciones, glándulas inflamadas y ronchas. Todos estos síntomas, dicen los doctores, están asociados al chikungunya. «Está por todos lados, esta enfermedad», dijo la mujer. «La mayoría de la gente lo tiene».
Las personas en la sala de espera sabían del caso de una niña de 2 años, llamada Marielvis Gil, que hace poco despertó con fiebre en su casa y murió 13 horas después. En la casa de la niña, su madre, Yaniret Carmona, dijo que no sabrá los resultados de las pruebas para determinar la causa de la muerte hasta dentro de un mes. Dijo que sospechaba del chikungunya porque los doctores les habían dicho a otros miembros de la familia que probablemente tenían la enfermedad.
«Yo quiero saber qué mató a mi hija para que podamos evitar que esto le pase a otra gente», dijo.
Los epidemiólogos y jefes de asociaciones médicas en Maracay y en otros lados dijeron que el gobierno ha subestimado el impacto del chikungunya, al tiempo que se preguntan si una variante más poderosa había impacto la región. Eso requiere de una campaña de salud pública y fumigación de vecindarios, así como equipos para diagnosticar la enfermedad y medicamentos para tratarla.
«No se prepararon para esto porque el gobierno ha sido irresponsable en su manejo de la salud pública», señaló el doctor Feder Álvarez, ahora vocero del Colegio de Médicos mientras Sarmiento permanece en paradero desconocido.
Información tomada de The Wall Street Journal