Una campaña para intercambiar voluntariamente armas por becas, medicamentos, intervenciones quirúrgicas o materiales de construcción fue iniciada este lunes por el gobierno de Venezuela, país golpeado por la violencia del crimen común y donde se estima que hay un arma por cada dos habitantes.
«Este plan tiene una duración de un año. Esperamos recoger muchísimas armas; cada arma que sale de circulación es una probabilidad menos de violencia, de muerte, de delito», dijo a la televisión local Miguel Rodríguez Torres, ministro del Interior y Justicia tras iniciar la primera jornada de entrega de armas.
Las autoridades instalaron 60 centros de recepción de armas, cuatro de ellos en Caracas. En ellos, las personas que quieran entregar sus armas podrán hacerlo de manera anónima si lo desean y recibir a cambio algún tipo de estímulo.
Esta campaña de recepción de armas fue lanzada días atrás por el presidente Nicolás Maduro, quien aprobó un presupuesto de 300 millones de bolívares para crear un fondo nacional de desarme que recompense a quienes las entreguen.
Según las autoridades, desde muy temprano acudió la gente a entregar todo tipo de armas, como revólveres, pistolas automáticas o escopetas, a cambio de becas para estudiar, algunos aparatos eléctricos, materiales de construcción, medicamentos o intervenciones quirúrgicas -excluidas las cirugías estéticas- en hospitales públicos.
Sin embargo, en un recorrido por centros de recepción de armas en Caracas no se observó mayor movimiento de personas, mientras que portavoces del Ministerio del Interior aseguraron que las armas eran entregadas de «manera privada» dentro de las instalaciones.
En 2009, según estimaciones oficiales disponibles, en Venezuela había más de 15 millones de armas, legales e ilegales, para una población de 30 millones de habitantes.
En junio de 2013, Maduro promulgó la ley para el control de armas que castiga el porte ilegal de éstas con hasta 20 años de prisión.
El país es sacudido por una ola de violencia ligada a la delincuencia común, mientras que opositores acusan al oficialismo de haber distribuido armas entre los denominados «colectivos», grupos de simpatizantes del chavismo, tras el fugaz golpe de Estado de abril de 2002 contra el entonces presidente Hugo Chávez, hoy fallecido (1999-2013).
Con una tasa de 53 homicidios por cada 100.000 habitantes, la ONU considera a Venezuela como el segundo país más violento del mundo después de Honduras (90,4 cada 100.000 habitantes).