La intempestiva salida del entrenador Richard Páez de Mineros de Guayana, pese a un contrato recién renovado, deja en evidencia que la disciplina en Venezuela sigue en pañales
Leo que un equipo profesional ofrece entradas gratis. Nada se dice de generar afición, de dónde sale el dinero para pagar la nómina, cuáles son los mecanismos de comercialización, en un fútbol donde nunca se habían manejado presupuestos tan altos.
En otro lado se informa que Estudiantes, la divisa más antigua del circuito, viaja a Puerto Ordaz en un avión militar, como si el equipo perteneciera a la Fuerza Aérea, esta fuera su patrocinante o esa la función de naves y tripulantes. Se violentan, de paso, las normas que establecen obligatoriedad de llegar a la sede de los partidos por lo menos 24 horas antes.
El retraso, por lo visto, es consecuencia de la misma historia de hace ya unos cuantos años alrededor de un equipo pionero de la disciplina desde los tiempos de los campeonatos occidentales: el dinero -que como en muchos otros casos del circuito no fluye adecuadamente- depende del ejecutivo regional. Y no siempre llega a tiempo, lo normal es la protesta de los jugadores porque no solo se retrasan los pagos, sino que se incumplen ofrecimientos de ponerse al día.
En Mineros -equipo para algunos cada vez más parecido al UAM que mantuvo el no muy bien recordado DiMartino con el dinero de la alcaldía de Maracaibo-, intempestivamente sacan a Richard Páez, de contrato recientemente renovado. No importa la continuidad de un proyecto que ya en la temporada anterior dio frutos, ni tampoco se ha dado -hasta el momento de escribir estas líneas- una explicación adecuada de la decisión, sorpresiva pues ya el personal estaba concentrado y faltaban menos de 24 horas para el partido de la séptima fecha. Como no la hay en relación a los fondos para cubrir una crecida nómina.
Entre tantos dislates del fútbol nuestro -que a pesar de todo, con la Vinotinto ha tomado un auge soñado durante décadas- viene a cuento, a propósito del “boom” televisivo anunciado por el beisbol, lo escrito recientemente por el colega Héctor Becerra, una verdad dolorosa para quienes se quejan de que no haya el mismo interés por la cobertura (con todo y lo loable del esfuerzo de DirecTV este año). “Cómo haberla con canchas en mal estado, tribunas vacías, equipos que viven en mora con los sueldos de sus jugadores..?”
Cada día sobran más dedos a la hora de contar los equipos que funcionan como verdaderos clubes, en un espectáculo mantenido en la mayoría de los casos con dinero de los venezolanos y en un país donde faltan tantas cosas.
Ya la semana pasada, la eliminación del Caracas en la Copa Sudamericana, donde nunca equipo alguno de los nuestros ha alcanzado los octavos de final, bajó de las nubes a muchos y mantuvo una tónica de inferioridad ante rivales del continente. A ver qué depara la Copa Libertadores, para la cual -por cierto- Mineros es uno de los clasificados.
Armando Naranjo
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