Ciane versiona al texto clásico de Shakespeare y lo muestra al público caraqueño del 2014
¿Cuántas representaciones se han realizado de “Hamlet” en Venezuela? Difícil responder con exactitud, ya que la historiografía teatral carece de los folios básicos para una información veraz. Lo único que atestiguamos es que el “Hamlet” mostrado por Ciane, durante cinco noches del pasado septiembre en el teatro Bolívar de Caracas, es único; ningún grupo de teatreros venezolanos se había atrevido a tanto en un escenario convencional con una obra tan monumental.
“Hamlet”, extensa pieza sobre la venganza y todas las desgracias que sufre su protagonista, un príncipe que descubre de manera fantástica el adulterio de su madre y el asesinato de su padre, todo orquestado por su tío (algunos dicen que es el verdadero progenitor del angustiado vengador), para quedarse con el reino. Este montaje merece que se le represente de nuevo y se le haga una especie de foro con el público para ahondar en la saga y enseñar las características de tal teatro “físico”, donde hay apretada simbiosis de teatro, danza y prácticas circenses
Con este “Hamlet”, a la venezolana, la fuerza dramática se manifiesta por el deseo de venganza, la locura, la muerte, el incesto, el sexo, la lealtad y la deslealtad, que de por sí, a través de los siglos, encienden y desbordan las pasiones humanas.
También, en última instancia, es importante que en Caracas no menos de tres mil personas hayan visto así un espectáculo arrollador, alucinante y digno de continuar siendo mostrando por toda la creatividad ahí compilada y porque ahora más nunca ese texto escrito por William Shakespeare hacia 1601 tiene total validez, al tiempo que se comprueba que existe una artista, como Soraya Orta, capaz de crear un discurso teatral apuntalado en los juegos circenses donde la habilidad física de sus integrantes es impactante y aleccionadora por todo ese discurso del arte del movimiento imbricado con el arte de la palabra.
Simbiosis total
Circo, música, danza y teatro, simbiosis de lenguajes entre luces cenitales y estructuras metálicas, donde participan motocicletas, los zancos y el fuego, que muestra este “Hamlet” en su disyuntiva de ser o no ser. La sólida y creativa preparación física y la dirección general es de Soraya Orta, y el trabajo vocal de Cristóbal Mendoza y Yurahy Castro; los músicos y cantos, responsabilidad de Cristóbal Mendoza. Los diseños de iluminación de vestuarios son de Peggy Bruzual y Rufino Dorta. Realización de máscaras de Crisbel Guzmán, Devinson Ferrer Y Carlos Valiente. Montaje y manejo de aéreos, pirotecnia de Ciane y producción general de Peggy Bruzual. Los interpretes son: Martín Astudillo, Oliver Jaramillo, Scarlett Jaimes, David Abad, Ramón Goliz, Yurahy Castro, Jota Leal, Rufino Dorta, Pedro Pineda, José Sánchez, Devinson Ferrer, Marcos Díaz, Yehisson García, Carlos Valiente, Badyr Paracuto, Cristóbal Mendoza, Crisbel Guzmán, Jhonny Torres, Antony Moreta, Alba Barazarte, Carlos Valiente, Luigi Lobig, Yehisson Garcia, Alba Barazarte, Ivamary Lozada, Badyr Paracuto, Cristóbal Mendoza, Oliver Jaramillo, Marcos Díaz, Yehisson García y Kathy Colina.
Orígenes de Ciane
El Centro de Investigación Artística Nueva Escena (Ciane) es creado a finales del año 2002 para fusionar la experiencia artística y pedagógica que tenían Peggy Bruzual y Soraya Orta y convertirlo así en proyecto creativo orientado hacia el trabajo transdisciplinario y experimental, donde se fusionaran diversas disciplinas relacionadas con la escena y que adicionalmente pudiera impulsar el desarrollo social a través del arte, de la investigación y formación de todas las posibilidades de las artes escénicas en general; potenciando especialmente actividades enfocadas al desarrollo de espectáculos para lugares no convencionales, teatralizando los espacios públicos, convirtiéndolos en escenarios, involucrando al colectivo e impulsando la asistencia masiva a estas actividades. Soraya Orta puntualiza que comenzó con una investigación individual que ya “venía gestando desde años atrás, estudiando e investigando a partir de mi propio cuerpo como instrumento, profundizando en el teatro físico, la biomecánica, la danza contemporánea, el trabajo con los zancos, la acrobacia y disciplinas deportivas de alta exigencia psico física, etcétera”. Quería además darle vida a los zancos, “hecho que surgió tratando de entenderme como cuerpo extensivo en movimiento, quería convertir el metal en carne, en hueso, en piel, y solo podía hacerlo investigando, entendiendo que el aprendizaje responsable debía ser el camino para encontrar una técnica de enseñanza que me permitiera masificar ese conocimiento técnico que encontraba cada día”. Fue como aprender a tocar un instrumento musical, y luego aprender a enseñarlo, reitera Soraya, que para ello hay que estudiar, entender y dedicarse con pasión, “debía profundizar en anatomía, matemática, física, biomecánica, era como amalgamarme al arte a través de la ciencia por una necesidad de expresar a otra altura, separada del suelo pero a la vez unida a él”. Y puntualiza que lejos del suelo indudablemente se genera a través de la óptica visual sensaciones y estados que detonan un mecanismo de sensibilización perceptiva frecuente, en ningún momento el cuerpo deja de estar activo pues el cerebro constantemente envía ráfagas de alerta a través de los sentidos, esto hace que nuestro cuerpo se exprese desde la ingenuidad y desde una bondadosa honestidad física. El intérprete que decide ejecutar una herramienta extrema o riesgosa en escena debe prepararse muy bien y saber manejar su mente-cuerpo. Hablamos de un equilibrio no solo físico sino también un equilibrio interior. La investigación para “Hamlet” partió de las sensaciones generadas desde los zancos conjugadas con la acrobacia, la danza y el teatro físico, movilizadas por la poesía y los estados vivos y luego trasladadas hacia un teatro de múltiples dimensiones, un teatro que abordaba los diferentes niveles espaciales, que desafiaba la gravedad estimulando los sensores de los intérpretes con múltiples “pisos” o sin ellos, en el aire, sobre zancos, o sobre otro interprete estando éste a su vez sobre unos zancos, y así, comenzaron a surgir ideas, necesidades, alternativas espaciales y sensoriales
EL ESPECTADOR
Edgard Antonio Moreno Uribe
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