Miguel Cabrera se negó a firmar la planilla para acceder al bono económico que se reparte entre los jugadores de los equipos que acceden a la postemporada. Es obvio que el criollo no quiere dinero, sino un anillo de Serie Mundial
Cuando Hernán Pérez bateó el rodado de doble play que puso fin a la temporada de los Tigres, resultó ineludible la sensación de fin de ciclo en Detroit.
Ganadores de su división en los últimos cuatro años y participantes de la Serie Mundial en dos oportunidades desde 2006, los Tigres volvieron a quedarse con el vaso medio lleno.
De allí se desprende el llamativo gesto de Miguel Cabrera, quien declinó firmar la planilla para aceptar el bono económico que se reparte entre los peloteros cuyos equipos se clasificaron a los playoffs. El venezolano no quería dinero, sino un anillo de campeón.
Como se plantean las circunstancias, Cabrera tendrá que acostumbrarse a la idea de que estos Tigres dejaron pasar su mejor oportunidad para ganar una Serie Mundial por primera vez desde 1984.
De repente, el apogeo de los Tigres no se extinguió precisamente el domingo, al ser barridos en tres juegos por los Orioles de Baltimore en la serie de división de la Liga Americana.
Habría que remontarse a la noche del sábado 13 de octubre de 2013 en Boston.
Los Tigres dominaban 1-0 la serie de campeonato del circuito e iban ganando 5-1 en el segundo juego, con cuatro outs más por sacar. Pero David Ortiz se presentó a batear con las bases llenas y desapareció por el jardín derecho un pitcheo que Joaquín Benoit dejó servido en el medio del plato. Ese fue el jonrón que provocó la celebración de un agente de policía asignado al bullpen del Fenway Park, quien levantó los brazos para celebrar, mientras el jardinero Torii Hunter caía de bruces.
También simboliza la diferencia entre los Tigres y un equipo de que acabó adjudicándose la Serie Mundial.
Mientras Detroit arrasaba en la temporada regular, los Medias Rojas pueden presumir de un campeonato en medio de dos campañas en las que han quedado en el último lugar de su división.
Tal vez sea prematuro escribir un epitafio sobre el actual núcleo de los Tigres, pero se hace irrefutable que el legado de Miguel Cabrera, Justin Verlander y compañía es el de un conjunto muy talentoso al que la Serie Mundial siempre se le resistió.
«Empezamos a todo vapor y (luego) nos enfriamos», reconoció el piloto Brad Ausmus, quien tomó las riendas esta temporada luego que Jim Leyland decidió alejarse tras la derrota ante Boston el año pasado.
Ausmus se refirió al arranque con marca de 27-12, que fue seguido por un intermitente desempeño que les obligó a mantener un reñido pulso con los Reales por el cetro de división hasta el último día de la campaña regular. Kansas City accedió a los playoffs con un wildcard y a partir del viernes enfrentará a Baltimore en la serie de campeonato, la instancia a la que los Tigres habían acudido en los tres años anteriores.
Temibles en los papeles al contar con los tres últimos ganadores del premio al Jugador Más Valioso y una rotación con tres brazos laureados con el Cy Young, los Tigres estuvieron siempre bajo la lupa por tres elementos que reflejaban debilidad.
• El bullpen, que les costó las derrotas en los primeros dos juegos ante Baltimore.
• Una defensa que sólo superó a dos equipos en la clasificación de fangraphs.com en jugadas que evitaron carreras.
• La falta de versatilidad ejemplificada en que el emergente Pérez, con apenas cinco turnos en la temporada regular, acabara como el último recurso el domingo.
El gerente general Dave Dombrowski buscará correctivos en esas facetas durante el invierno, pero también contempla decisiones difíciles, pues Max Scherzer, Víctor Martínez y Hunter marchan rumbo a la agencia libre.v Los Tigres están comprometidos por más de 400 millones en los contratos de Cabrera y Verlander en las próximas temporadas, dos jugadores que cumplirán 32 años en 2015.
Scherzer rechazó una oferta de 144 millones de dólares, previo al inicio de esta temporada, y todo indica que Dombrowski no quiere soltar otro masivo contrato para un pitcher con más de 30 años. Otro tanto ocurre con el venezolano Martínez, el bateador designado de 35 años que lideró al equipo en bateo y jonrones esta campaña.
Aparte de tener a Cabrera y Verlander atados por buen rato, los Tigres cuentan con David Price bajo control hasta el año próximo. Aún si Scherzer acaba en otro destino, una rotación conformada por el zurdo Price, Verlander, Aníbal Sánchez y Rick Porcello luce bastante completa.
Tal vez Detroit necesite hacer una especie de recambio sobre la marcha y Price -a quien adquirieron antes de la fecha límite de canjes- podría ser carnada de anzuelo para conseguir talento joven, de la misma manera que Dombrowski hizo en 2009 cuando se desprendió del jardinero Curtis Granderson por Scherzer y el también jardinero Austin Jackson.
«Creo que vamos a tener varios cambios», anticipó Verlander.
La reserva
Una de las situaciones por mejorar en el conjunto de los Tigres de Detroit para la próxima temporada es la reserva, y la profundidad en la misma. El hecho de que el mánager Brad Ausmus no tuviera a un bateador de diferentes características a las de Hernán Pérez para llamar de emergente en la novena entrada del tercer juego de la serie divisional, y con el empate en segunda, deja mucho qué desear.
No es que Pérez no pudiera dar el batazo, pero el campocorto venezolano es más conocido por su habilidad defensiva que por su bate. ¿Cómo es posible que Detroit no tuviera en el dogout a un bate de poder o de mayor contacto que Pérez?
A la banca
Después de poncharse ocho veces en sus últimos nueve turnos en la Serie Divisional entre los Dodgers y los Cardenales, el cubano Yasiel Puig no fue incluido en el lineup titular de Los Angeles para el cuarto juego de este martes en el Busch Stadium.
Puig abanicó siete veces consecutivas entre los juegos uno y tres de la serie. El jardinero estuvo a ley de uno para empatar la marca de todos los tiempos de ponches consecutivos en partidos de postemporada, en manos de David Justice (Yankees, 2001) y del lanzador Jerry Ruess (Dodgers, 1981).
Aunque el toletero quebró la cadena de ponches con un triple el lunes en el juego tres y anotó la única vuelta de los Dodgers en su derrota ante los Cardenales, terminó su actuación en dicho encuentro abanicando una vez más.
En lo que va de la serie, Puig lleva de 12-3 con una base por bolas, su triple del lunes, cuatro anotadas y una empujada. Pero la mayoría de su producción se vio en el juego uno, el viernes, cuando los Dodgers anotaron nueve carreras.
En lugar de Puig, Mattingly inscribió a Andre Ethier en el jardín central y como sexto bate. Carl Crawford subió a segundo en el orden de bateo, el puesto habitual de Puig.
Eric Núñez / AP