Después de un año saliendo, decidieron vivir juntos. Y al otro año conviviendo bajo el mismo techo, tomaron la decisión de casarse, de tener una vida compartida, en la que aquello del color de la piel pasaba a un segundo plano
¿Qué hace que las parejas tengan éxito y duren años amándose? Con esto quiero decir qué favorece que una relación funcione, que el tiempo que invirtieron en esa unión sea productivo y todo termine con la conocida frase: permanecieron juntos por siempre.
Respondiendo a lo anterior, mientras que la fórmula tradicional versa en que: si tienen mucho en común, habrá mucho que compartir, la moderna dice: polos opuestos se traen. En esa línea de pensamiento, en que uno despierta interés en el otro porque es diferente, está el color de la piel.
A parte de lo anterior, al mucho o muy poco en común, se le suman aspectos como: una buena comunicación, un buen nivel de tolerancia, confianza, en fin, todo aquello que favorezca llegar a acuerdos o negociaciones que beneficien a ambos por igual para garantizar así la preservación de la relación.
1. Como el día a la noche
A pesar de que había tenido varias relaciones amorosas, África todavía no sabía qué era el amor. Era una atractiva morena, de ojos almendrados, delgada, que se había dedicado a trabajar hasta alcanzar el éxito deseado mientras la búsqueda del verdadero amor había sido ignorada u olvidada por el momento.
En una de sus andanzas, conoció a Steven, de cabello rubio, ojos azules, contemporáneo con ella y piel tan blanca que contrastaba con la de África, como el día a la noche. Aunque realizaba el trabajo que le gustaba, Steven no había logrado la estabilidad económica de ella, lo cual no le preocupaba más de la cuenta ni tampoco lo acomplejaba.
Fue un encuentro más que casual, causal, en que Steven no dejó de alabar la belleza exótica de África, para compartir una taza de café y conversar temas triviales que, por parte de ella, no permitirían intimidar, puesto que por la mente de esta mujer tener un romance con ese hombre blanco llamado Steven no pasaba, ya fuera por racismo, prejuicio, seguir la norma, o por no saber qué la hacía pensar eso, quizá la misma sociedad.
Steven expresó espontáneamente que para él no era impedimento el color de la piel, que mientras la química fluyera, todo estaba bien, y que como el amor era mágico no se limitaba a algo tan superficial como la apariencia de la piel. E insistió tanto que consiguió una segunda salida con África quien, a pesar de sus dudas, aceptó porque lo consideraba muy atractivo, simpático y valiente, ya que no le importaba lo que dijeran sus familiares y amigos una vez que lo vieran con una afrodescendiente, una mujer de color, o mejor negra, como sería correcto llamar, porque de otra forma sí es muestra de racismo.
2. Decisión de
permanecer juntos
Steven citó a África en un restauran que quedaba cerca de la casa de cada uno. Llevaba un suéter azul cielo que hacía resaltar su color de ojos. Ella vestía de blanco haciendo notar la tonalidad de su piel. Lo evidente era que existía atracción entre los dos. Por ello lo demás sobraba, por lo menos, en ese momento, en que lo que comenzaban a sentir importaba más que diferencias superficiales como pieles distintas.
Aunque no sabía qué lo hacía querer conquistar a esta mujer, había escuchado que biológicamente entre más diferentes uno fuera del otro, más interés podía haber, por aquello de garantizar la preservación. No obstante, para él, todo se resumía en que cuando veía los ojos de África la vida cobraba sentido, color y sabor.
De igual manera, cuando veía los ojos de Steven, África se perdía en ese azul cielo que le daba la sensación de que el mundo giraba solo para los dos. Por ende, ante sublimes emociones, el color de piel de ambos pasaría a un segundo plano.
Esa tarde que pronto se hizo noche, África perdió el miedo y dejó de protegerse para mostrarse tal como era. Steven también se mostró sin esconder nada, hasta que dieron rienda suelta a lo que sentían para iniciar una relación en la que cada uno debía mantenerse fiel a sus emociones, porque los amigos cercanos, la familia, la sociedad, el mismo entorno, harían que se cuestionaran la decisión de mantenerse juntos.
3. Promesas de
amor cumplidas
Cuando los amigos de África conocieron a Steven no pudieron ocultar su asombro. De igual manera, pasó con los de Steven una vez que supieron de la existencia de África. No podían entender por qué Steven un galán de ojos claros, cabello rubio y raza caucásica podía enamorarse de una morena afrodescendiente como África. A su vez, los amigos de ella tampoco entendían cómo ella podía amar a quien lucía tan diferente como la nieve a la tierra, el blanco al negro, la oscuridad de la noche a la claridad del día.
A pesar de lo anterior, los dos estaban decididos a permanecer juntos, convencidos de que eso no sería su prueba mayor, sino todo lo que involucra una relación de pareja, aquello de ponerse de acuerdo en los asuntos económicos, la convivencia, los celos, la rutina, cumplir con las expectativa del otro, la lucha diaria, entre otros asuntos que hacen que la pasión más fuerte sucumbe.
Después de un año saliendo, decidieron vivir juntos. Y al otro año conviviendo bajo el mismo techo, tomaron la decisión de casarse, de tener una vida compartida, en la que aquello del color de la piel pasaba a un segundo plano una vez que los verdaderos problemas aparecieran para estar juntos gracias a la emoción de amor que sentían.
Mientras que África dejaba de cuidarse para quedar en estado, Steven prosperaba, porque a ellos lo que los movía a seguir adelante era ese sentimiento compartido más que otra cosa, tal como se lo habían prometido.
Más allá del
color de la piel…
*** Existen sentimientos que tienen vida propia cuando la atracción va más allá de la química mientras la posibilidad de encontrar el verdadero amor se hace certeza.
*** A parte de lo anterior, vivir en pareja es un asunto complejo, en que uno deberá acoplarse al otro, para seguir un ritmo compartido en que el amor se someterá a prueba una vez que aparezcan conflictos mucho más importantes que el color de la piel, que para solucionar habrá que negociar
La voz de la mujer
Isabel Rivero De Armas