Malala es símbolo de esperanza, su defensa en pro de los derechos de los niños, su llamado a la tolerancia amerita que su mensaje llegue a todos los pueblos del mundo. «Luchemos contra el analfabetismo, la pobreza y el terrorismo, nuestros libros y nuestros lápices son nuestras mejores armas», ha dicho
En un mundo tan convulsionado como el que vivimos, donde hay guerras que cobran la vida de centenares de inocentes, se gastan millones de dólares adquiriendo armamento militar, donde muchos niños mueren de hambre o por la acción de balas y bombas, la vida y obra de Malala Yousafzai, reconocida por el Comité Noruego con el Nobel de la Paz por su activismo a favor de los derechos de los niños, es un ejemplo. Estamos frente a un personaje predestinado a marcar la historia de la humanidad.
«Los extremistas tienen temor de libros y plumas; tienen temor de las mujeres. Vamos a levantar nuestros libros y plumas: Son nuestras armas más poderosas», pronunció Malala el 12 de julio de 2013 en la Asamblea de la Juventud de las Naciones Unidas. Conozcamos un poco su historia que hemos recopilado de varios portales de noticias. Cuando apenas tenía 10 años de edad, Malala Yousafzai, originaria de Paquistán, deseaba ser médico.
Su vida de niña no era normal, en el valle donde vivía había masacres, así lo contó en entrevista para el diario El País: «Los talibanes se levantaron y empezó el terrorismo, azotaron a las mujeres, asesinaron a las personas, los cuerpos aparecían decapitados en las plazas de Míngora, nuestra ciudad. Destruyeron muchas escuelas… prohibieron que las niñas fueran a la escuela», y sólo algunos se oponían ante los hechos, entre ellos el padre de Malala, Ziauddin Yousafzai, maestro de profesión.
El 9 de octubre de 2012, iba camino al colegio, subió al autobús escolar, de pronto dos hombres detuvieron el transporte y preguntaron al chofer quién era Malala, de inmediato comenzaron a dispararle. Una bala le perforó el lado izquierdo del cráneo, mientras que la onda expansiva le destrozó el tímpano. Fue trasladada a un hospital y sometida a operaciones de reconstrucción de cráneo y rostro, logró sobrevivir al atentado y, un año después de los hechos, dio un conmovedor discurso en la ONU, donde dejó en claro que no abandonaría su lucha por los derechos de los niños.
Malala es símbolo de esperanza, su defensa en pro de los derechos de los niños, su llamado a la tolerancia amerita que su mensaje llegue a todos los pueblos del mundo. «Luchemos contra el analfabetismo, la pobreza y el terrorismo, nuestros libros y nuestros lápices son nuestras mejores armas», ha dicho. Las balas no la detuvieron ni la detendrán, en lugar de miedo, en ella hay fortaleza y valentía, amor por el prójimo, capacidad de perdonar. Los invito a honrar a esta joven difundiendo su mensaje. Conocer y compartir su historia es un acto de reconciliación con la humanidad.
Coordinador Nacional de “Gente” Generación Independiente
Noel Álvarez
Twitter: @alvareznv