Sí algo quedó contundentemente demostrado es que el “Dakazo” del año pasado marcó la pauta entre un antes y un después. El “Dakazo” hizo que la escasez llegara a todos los productos, alcanzando todas las esferas fuera del tradicional rubro alimenticio, pues nadie sensato se atreve a invertir en un país con aberrantes distorsiones económicas e inseguridad jurídica, con un terrorífico control de cambio con más de una década de edad que ha generado 4 distantes precios de divisas; las 3 más económicas la otorga exigua y discrecionalmente el gobierno a través de procedimientos de asignación preocupantemente oscuros, donde se permitió en el 2012 la desaparición sin rastro de más de 25 mil millones de dólares, por lo que bien podríamos calificarlos de procedimientos “sospechosos”.
Un cuarto precio paralelo que ofrece más divisas pero a precios exorbitantes, haciendo que la inflación del 2013 de 56% sea recordada con un dejo de añoranza en este traumático 2014. Tras el desespero previo a las elecciones municipales del año pasado, el gobierno ordenó el “Dakazo” imponiendo “precios justos” a trocha y mocha, donde, según numerosas denuncias, poco importó sí los productos habían sido o no adquiridos con dólar preferencial o paralelo.
Ahora bien, preguntamos ¿Hubo casos de sobre precios, aprovechamiento de dólar preferencial con precios de divisas paralelas, acaparamiento, especulación, entre otros delitos? Por supuesto que sí, así como también hubo por parte del gobierno abuso de poder, incumplimiento de procedimientos, incautaciones así como confiscaciones injustas y pare de contar… Pero no se asombre ¡eso es exactamente lo que ocurre y seguirá ocurriendo cuando existen controles de cambio prolongados, aquí y en cualquier país del planeta!
La economía venezolana en este siglo XXI se basa en pilares insostenibles que se están derribando por su propio peso, como feroz importación, subsidios, dinero inorgánico, altísimo “gasto social” sin productividad ni control, numerosos créditos y préstamos internacionales, todo esto dependiente exclusivamente del precio del barril de petróleo ¡imagínense lo débiles que hoy somos! El haber atacado y abandonado el aparato productivo nacional nos ha costado la Venezuela de hoy plagada de inseguridad, inflación e indecorosa escasez, con infinitas colas donde se marcan a las personas como ganado vacuno para esperar le toque su turno.
Lo que realmente nos aterra es que aún no se esté aprendiendo esta difícil lección y que los venezolanos una vez más caigan ciegamente en una costosa treta similar al “Dakazo”, pues de hacerlo no solo estaríamos arruinando aún más nuestra moribunda economía sino que se premiaría prácticas leoninas al interés de la patria, sobre todo sí esa práctica gubernamental logra tener consecuencias electorales positivas sobre las próximas elecciones para la Asamblea Nacional, que es lo que al fin y al cabo el gobierno calcula.
Este escrito es solo para llamar a la reflexión, para comprender por qué estamos donde estamos y visualizar hasta donde podríamos acabar cuando a los gobiernos se les permite extralimitarse en sus funciones y quieren controlar absolutamente todo, hasta la compra y uso de los productos de aseo personal de sus conciudadanos.
Para finalizar, otra reflexión atribuida a grandes pensadores, políticos y filósofos del mundo, entre ellos el italiano José de Maistre y al incomparable e insustituible Simón Bolívar “Cada pueblo tiene el gobierno que se merece” y, agregamos nosotros, la calidad de vida que se deja imponer.
Leandro Rodríguez Linárez