Kim Kardashian no siempre se ha sentido tan a gusto con sus atributos naturales como lo está hoy en día, ya que cuando era una adolescente solía rezar cada noche para que sus pechos “dejaran de crecer”.
“Cuando tenía 13 años mi padre me escribió una carta. No estaba contenta con mi cuerpo porque me desarrollé siendo muy joven. Todas las noches me sentaba en el baño y lloraba, rezaba para que mis pechos dejaran de crecer. Mi padre me dijo que tenía un cuerpo que no muchas chicas de mi edad tenían y que más tarde llamaría la atención de los hombres, pero que lo más importante era que yo era una chica maravillosa y que tenía que valorarme más a mí misma”, cuenta en el número de enero de la edición británica de la revista ELLE.
Kim también ha confesado que crecer rodeada de imágenes de modelos altas y delgadas consiguió minar su autoestima durante la adolescencia.
“Me ha llevado mucho tiempo sentirme feliz con mi cuerpo y que mi confianza creciera hasta convertirse en lo que es hoy en día. Crecí en una época en la que el cuerpo que había que tener era delgado y esbelto como el de una supermodelo, como Cindy Crawford. Nadie se parecía a mí. Es bueno romper el molde y crear uno nuevo”, añade Kim.
El objetivo de Kim -madre de North junto a su esposo Kanye West– es que la confianza que ella demuestra en su cuerpo ayude a otras chicas a sentirse seguras con el suyo.
“Soy una chica de Armenia. Tengo curvas y resulta que a la gente le gusta eso, lo que me hace sentir bien conmigo misma y espero que eso sirva de apoyo a otras mujeres”, concluye Kim.