Circula en los predios de la academia y como una ironía, la afirmación de acuerdo a la cual, los dos más brillantes momentos de los economistas son, aquel en que anuncian lo que viene y como vendrá y aquel otro, pasado el tiempo, en que explican porque no aconteció. Sin embargo; el venidero 2015 pareciera contar con la unanimidad a la hora de visualizarlo como dificilísimo y desde luego, lleno de tensiones y amenazas.
El petróleo también llamado estiércol del diablo, oro negro, maná, presagia en su mercadeo un bajón de los precios vecino al 25 % con relación al valor de realización del año 2014 ubicado su promedio en torno a los cien dólares aproximadamente el barril. Si tomamos en cuenta que aporta el 97 % de las divisas que Venezuela percibe concluiremos que tendremos una caída de los ingresos mayúscula. No es cuento ni especulación.
Las consecuencias son dramáticas. Hiperinflación, estancamiento, desabastecimiento y escasez multiplicados por la carencia de insumos y productos terminados que importamos y la severa restricción de las divisas que impide la marcha básica de la Venezuela productiva. Seguidamente desempleo, descomposición social, violencia y problemas de gobernabilidad.
Esos son números dirán algunos y otros, simplemente no comprenden o no quieren pensar de que se trata. Empero la vida del común, la existencia diaria, la rutina de todos y de cada uno se verá seriamente afectada por los deletéreos efectos de un modelo económico y social agotado, precario e ineficiente. El socialismo fracaso y aunque la demagogia sigue, la calidad de la vida exhibe su deterioro.
Preparémonos pues para pasar trabajo. Hemos vivido los años buenos de la experiencia que la ignorancia de Chávez y la irresponsabilidad del monje Giordani engendraron y ahora, en manos de la mediocridad de Maduro, Jaua, Ramírez y Cabello nos tocará padecer. No alcanzara el salario y la antisociedad, los malandrines, la impunidad caracterizaran a diario las páginas de sucesos de los menguados periódicos. El oficialismo evidenciara más aún su mitómana condición acusando a los pocos empresarios que aun quedan en Venezuela de una guerra económica que ya sabemos falaz porque lo que hay es una guerra de los camaradas contra la verdad y la inteligencia a la que persiguen y desprecian desde que el difunto llego al poder en los hombros del lumpen y de los dueños de los medios de comunicación confabulados contra el puntofijismo.
Año electoral también el 2015. Y les advierto que el gobierno hará lo posible para que la abstención crezca. El CNE será igual o peor de lo que ha sido y no me sorprendería siguieran la Oblitas y Tibisay al frente. La oposición vacilará, titubeara, dudara en asumir el único sendero que nos puede llevar a recuperar la soberanía que el cuerpo político enajenado, alienado, vendido delegó en los sicofantes pseudo revolucionarios que hicieron de la amargura una base reivindicativa del bajo psiquismo popular. Viene a mi memoria Leon Uris y su obra Exodus; “Bienaventurados los que esperan lo peor porque no serán desilusionados”. Ojala Dios permita y me equivoque y seamos capaces de torcer la viga histórica que ya tiene 16 años de sinvergüencería.
Nelson Chitty La Roche