Pakistán ejecutó a dos importantes militantes de grupos radicales el viernes en una clara respuesta a la masacre que tuvo lugar esta semana en una escuela militar y en la que murieron más de 130 niños, dijeron fuentes.
A los militantes, que fueron ahorcados, no se les ha relacionado con el ataque talibán en la ciudad de Peshawar el martes, pero sus ejecuciones se llevaron a cabo en un momento de conmoción en la sociedad paquistaní, que presiona el Gobierno para que haga más por frenar la escalada de violencia en el país.
Tras la masacre, Pakistán levantó una moratoria de las penas de muerte, por lo que Mohamed Aqeel y Arshad Mehmud se convirtieron en los primeros prisioneros en ser ejecutados tras el cambio en la legislación.
El anuncio de sus muertes se conoció horas después de que el departamento de Derechos Humanos de Naciones Unidas pidió a Pakistán abstenerse de retomar las ejecuciones, porque no detendrán el terrorismo y alimentarán un «ciclo de venganza».
El Gobierno paquistaní suspendió las ejecuciones en 2008, aunque no de manera oficial. Hasta el viernes, sólo una persona había sido ejecutada: un soldado condenado por un tribunal militar acusado de asesinar a un compañero oficial.
Vía Reuters