Ojalá pidieran respeto y la no injerencia cuando Daniel Ortega, Evo Morales, Cristina de Kirchner, los Castro u otros mandatarios
Omar Ávila
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@omaravila2010
Viendo los acontecimientos de los últimos días voy a centrar estas líneas en lo que ha sido, por un lado la sanción del Senado estadounidense a funcionarios venezolanos corruptos y violadores de los derechos humanos –sólo por decir lo menos- y en lo que Maduro y sus acólitos han querido hacer ver, como que dicha sanción es contra nuestra nación. Esa es otra mentira de este régimen que intenta seguir manipulando a los venezolanos luego de 16 años.
Desde la Asamblea Nacional, a través de un acuerdo aprobado esta semana, pretenden ratificar que es en defensa de la soberanía nacional y al principio de la no injerencia por parte de EE. UU., esa intromisión es lo que han hecho durante estos años varios países, entre ellos Cuba, a quien por cierto si seguimos la lógica del discurso oficialista, pasarían a ser traidores por hacer pactos y normalizar sus relaciones con los Estados Unidos.
Ojalá pidieran respeto y la no injerencia cuando Daniel Ortega, Evo Morales, Cristina de Kirchner, los Castro u otros mandatarios, se han inmiscuido en la política de nuestro país y se han atrevido, además de opinar, a insultar a la oposición venezolana.
Aplaudo el avance en la geopolítica regional con pleno apoyo del continente al lado de EE. UU. y Cuba, mientras por otro lado lamento que el régimen venezolano quede solitario y sin rumbo.
Indudablemente que la pifia del Primer Mandatario fue tal, que luego de ese discurso anti-imperialista el pasado lunes, tuvo que meterse la lengua precisamente a donde le había dicho a Obama que se metiera la de él. Una vez más el papelón del Presidente da pena ajena, después de anunciar la quema de las visas y amenazar con cerrar la Embajada y el Consulado en Estados Unidos, así como que rompería relaciones diplomáticas con estos. Es por ello que vimos, que en menos de 24 horas apareció como un corderito pidiendo cacao por partida doble en la reunión del Mercosur.
Una vez más la contradicción se refleja en un gobierno inepto, incapaz e incoherente al enviar mensajes “antimperialistas” de la boca para afuera y seguir usando marcas gringas en su vestimenta y tecnología de punta.
El Presidente Obama ya firmó dicha sanción, medida que a los psuvistas les duele que vayan a congelarle las cuentas en dólares, confiscarles las propiedades en la tierra del tío Sam, que no puedan ir a Disneylandia o darse la buena vida paseando por las calles del imperio sin temer por la inseguridad, así como gastándose las arcas del pueblo en los casinos de Las Vegas.
Para EE. UU. Venezuela se ha convertido en un punto de debate político interno; ha crecido la impugnación a lo que sucede aquí en la comunidad latinoamericana residente de allá.
En un abrir y cerrar de ojos, el gobierno quedó aislado: Putin en jaque por la caída del rublo, Raúl Castro se terminó de entender con Obama, Irán coopera con EE. UU. para frenar a Isis, las Farc declaran un alto al fuego unilateral y para rematar Pepe Mújica reconoce que hay presos políticos en Venezuela. Sumado a esto, la Eurocámara también condena a través de una resolución, la persecución política. Ante todo este escenario, pregunto: ¿Con quién cuenta ahora la revolución del socialismo del siglo XXI?