Los familiares de Carlos Eduardo Acosta, de 15 años de edad, denunciaron que irán hasta la Fiscalía para denunciar el asesinato del adolescente que según aseguran, fue cometido por un funcionario del Cicpc, propietario de una cauchera en la avenida Nueva Granada, cerca del terminal de La Bandera.
Carlos Acosta fue asesinado de dos disparos a las 2.00 a.m del domingo cuando regresaba de una reunión con amigos a su casa, ubicada en la misma calle donde está el negocio del que ahora sus allegados señalan como el único sospechoso de haberle quitado la vida.
La acusación se desprende de una discusión que la víctima sostuvo con el hombre el pasado viernes, cuando estaba sentado frente a su casa y unos sujetos que suelen reunirse en la cauchera porque son amigos del dueño, se metieron con él.
Su madre, Bisleyby Jaimes, dijo que los amigos del policía se instalan en ese lugar a consumir droga. El viernes decidieron meterse con su hijo, él los instó a caerse a golpes, pero entonces el dueño del negocio salió con su pistola y le soltó unos tiros a los pies que no llegaron a herirlo.
El adolescente volvió a su casa corriendo y asustado porque el policía le gritó que donde lo viera “le iba a volar la cabeza”, recordó su madre de lo que aquella noche le dijo. “Su papá salió a reclamarle pero el tipo se había ido y los que quedaron le dijeron que se trató de un malentendido”.
El sábado a las 9.00 de la noche, el muchacho salió porque un amigo fue a buscarlo. En la calle se encontró al supuesto policía que una vez más le recordó la amenaza, por lo que él, temeroso se devolvió a casa y su madre decidió acompañarlo hasta la calle. En ese momento el duelo de la cauchera se metió y no salió de nuevo.
A las 2:00 de la mañana del domingo, Jaimes escuchó dos disparos. Cuando se asomó a la calle solo vio una pareja de motorizados que doblaba en la esquina. El que viajaba de parrillero, pudo reconocerlo, era según dijo el policía. Como su hijo no llegaba se sentó a orar. “Yo soy cristiana y en ese momento me senté a orar a Dios para que me cuidara a mi hijo que no había llegado”.
Bisleyby Jaimes no sabía que el cadáver de su hijo yacía en la calle, pero no alcanzó a verlo desde su ventana, hasta que un amigo, alarmado por una llamada telefónica llegó corriendo a avisarles que Carlos Eduardo estaba muerto.
El adolescente se había marchado de la reunión antes que el resto y se fue a su residencia caminando, pero casi llegando, le salieron al paso y le dispararon. El cuerpo estuvo tendido en la calle hasta las 10 de la mañana, cuando una comisión del Cicpc fue a recogerlo.
Su madre le dijo a los del Cicpc que sabía quien había cometido homicidio, pero la mandaron a la Subdelegación El Paraiso, donde otros funcionarios de guardia le sugirieron no señalar al supuesto policía, en vista de que no estaba segura de lo que decía. “Me dijeron mentirosa y que por mi bien debía callarme”, contó.
La mujer dijo que cuando finalice el entierro irán al MP a denunciarlo. Saben que el hombre se llama Miguel y que trabaja en el Cicpc. Carlos Acosta era su único hijo que además tenía un bebe de 5 meses de nacido. Estudiaba ingles en el Itelca de Sabana Grande y trabajaba con su padre que es cerrajero.