La Nochebuena se celebra de muchas formas en Yaracuy, siendo la más tradicional el compartir una cena especial con hallacas, pan de jamón y pernil, que representan la abundancia y todo lo bueno recibido por Dios, acompañada con bebidas que amenizan la velada. El 25 de diciembre es otra cosa, y nada mejor para pasar la resaca y recobrar energías que un suculento sancocho.
El sancocho es una especie de sopa sustanciosa, preparada con muchas verduras, aliños y carne de res o gallina, que en algunos casos se combinan y se llama cruzado. Su cocción se hace en grandes fogones con la participación de toda la familia.
Los pueblos de Yaracuy se caracterizan por tener casas con grandes patios, que facilitan la colocación de fogones con leña y del tradicional encuentro que conlleva la realización de un sancocho navideño.
Zuleima Mendoza, del sector La Villa, municipio Independencia, se levantó temprano este jueves para comenzar a preparar todo y elaborar su hervido de res, que en esta ocasión llevó rabo, huesos y costillas. La acompañaron en la elaboración del sancocho su esposo, sus dos hijos y demás familiares que estaban de visita en su hogar.
“En nuestra familia ya es tradición que todos los 25 de diciembre y 1 de enero hacemos nuestro sancocho para pasar el día y celebrar en familia estos días de Navidad. Además, ayuda a recuperar fuerzas y a pasar ese típico ‘ratón’ del día anterior”, subrayó Mendoza mientras degustaba lo que para ella ha sido el mejor sancocho que ha preparado en su vida.
Pedro Aguirre, de las Acequías, Cocorote, también armó su hervido, pero de gallina. Sus tres hijas y esposa lo acompañaron en la confección del elaborado sancocho, que hicieron en el mismo fogón en el que horas antes prepararon las hallacas de Nochebuena.
“Aprovechamos piezas de las gallinas que no se usaron en la ensalada de anoche y que le dieron toda su sustancia a este hervido. Todos los 25 de diciembre continuamos con un sancocho la celebración en familia, para recordar que diciembre es compartir y celebrar con Dios la abundancia y todo lo bueno que nos dio en el año”, resaltó Aguirre.
Comentó que en su familia, de dos hermanos, es tradición alternar la elaboración del sancocho entre ambos, por lo que “el 1 de enero le toca a mi hermano hacer la comilona”.
Y así, trascurrió para muchos yaracuyanos este jueves, celebrando la Natividad del Jesucristo Redentor, en familia, agradeciendo a Dios por todo lo recibido y disfrutando de un sancocho hecho a la leña, como debe ser.
AVN