Para nadie que guarde interés en el acontecer político deja de tener claro la relevancia que el estado Miranda tiene en la lucha por el poder en nuestro país, no solo por su significación electoral (después del Zulia es el que tiene el mayor número de electores) ni por su condición de ser una entidad con un importante desarrollo industrial, sino, y sobre todo, por su ubicación geográfica tan cercana a Caracas, que es el centro del poder político de la nación.
Dispositivo estratégico
Pues bien, en la presente hora venezolana la significación estratégica de Miranda está más que justificada, especialmente, si se tiene presente que en los planes de la derecha oligárquica y pro-imperialista está pautado la movilización masiva hacia Caracas de las huestes que le son afectas con la intención de cercar y doblegar los centros de poder ubicados en la capital de la República; este dispositivo estratégico que lo ha intentado en varias oportunidades a partir del nefasto golpe de abril de 2002, el imperialismo lo ha implementado con éxito relativo en otras latitudes (el más reciente en Ucrania, con el que lograron destituir al gobierno constitucional de Viktor Yanukovych).
Acá en Venezuela, en sus dos últimos intentos destituyentes: en abril del 2013, cuando Capriles perdió las elecciones presidenciales con Nicolás Maduro, y, en los primeros meses del 2014, cuando María Machado, Leopoldo López y Antonio Ledezma, plantearon la Salida del “dictador” Maduro, en la programación de las acciones guarimbéricas que desataron, se remataba con una movilización masiva de los sectores clases medias, altamente influenciados por la propuesta regresionista de la derecha, hacia el centro de Caracas, para sitiar los centros de poder, con el propósito de forzar la deposición del gobierno constitucional. En ambas ocasiones fueron derrotados pero el esquema desestabilizador está allí colgado como lo ha estado desde el ominoso caso de la Carmonada; con pocas variantes son los mismos actores y, lo más preocupante, el mismo dispositivo movilizador de masas.
Revisar el quehacer político
Por ello, cuando estamos entrando al año 2015, en el que se va a disputar la nueva composición política de la Asamblea Nacional, figura institucional clave para el desenvolvimiento del proceso de cambios revolucionarios que se ha venido desarrollando en nuestro país, se pone en el tapete el abordamiento del trabajo político en la entidad mirandina que elige 12 Diputados de los 165 que integran al Parlamento Nacional, pero, y, a nuestro juicio, lo más importante, la oportunidad de replantearse la manera de relacionar el Proyecto Chavista con las hasta ahora ariscas masas medias mirandinas.
Desde nuestro, muy particular, enfoque el chavismo debe revisar el quehacer político que ha venido desarrollando en el estado Miranda, especialmente, en lo que tiene que ver con el relacionamiento hacia los sectores residenciados en las urbanizaciones pudientes de la Zona Metropolitana Mirandina de Caracas que agrupa 4 Municipios (Sucre, Chacao, Baruta y El Hatillo) incorporando, también, en dicha revisión, los Municipios Carrizales y Los Salias de Los Altos Mirandinos, controlados, así mismo, políticamente, por la derecha, adyacentes a Caracas y con una composición social mayoritaria de sectores medios; en el resto de las subregiones que conforman la entidad mirandina la influencia chavista ha sido determinante.
Por ello, es tan importante reconsiderar la práctica política que el chavismo ha venido desarrollando en Miranda, particularmente, en los llamados sectores medios, que optan por las propuestas de la derecha independientemente de quienes las encarnen; siendo el caso más relevante el del mismísimo Capriles que a pesar de sus malas e insípidas gestiones como alcalde (Baruta 2000-2008) o como gobernador ha contado con el voto favorable de esos sectores medios, cuando esas gestiones han sido por demás deficientes, sin mayor relevancia para recordar. Pero, sin embargo, estos sectores medios han votado por él; de allí la necesidad impostergable de reanalizar, reconsiderar la acción del gobierno y, en general, del Proyecto Político chavista para con estos sectores.
Conjugar los esfuerzos
Más que la efectividad de los agentes políticos de la derecha en el ejercicio de gobierno, bien sea, Blyde u Ocariz o cualquier otro de ellos, lo que realmente cuenta, a nuestro entender, para explicar la lealtad de los sectores medios con el direccionado mensaje de la derecha, es la labor constante que las organizaciones e instituciones de la llamada “sociedad civil” realizan en su seno, reproduciendo permanentemente los antivalores de la sociedad capitalista e insuflando, a través de la Guerra de IV Generación, el miedo y la aprehensión hacia las ideas y propósitos humanistas, soberanos e integracionistas expresados y representados en el legado de Hugo Chávez. Es la lucha ideológica, de clases, que personajes como los curas Jansen y Ugalde articulan desde todo el tramado del sin fin de organizaciones educativas, religiosas, comunicacionales, económicas, gremiales, empresariales, vecinales, deportivas, etc, para cumplir el papel cimentador del viejo orden de dominación.
Frente a esto se hace necesario conjugar la excelente labor que viene desarrollando Corpomiranda en todo el territorio mirandino y la acción contralora del Bloque de Legisladores Socialistas del CLEBM con un esfuerzo clarificador, de debate intenso, de toma de conciencia crítica en el seno del pueblo, poniendo el énfasis en los confundidos y predecibles sectores medios mirandinos, que si bien forman parte de una totalidad social están inmersos en espacios locales de convivencia, sus realidades concretas, que responden a inquietudes, lenguajes, códigos y símbolos específicos que se hace inminente descifrar para poder derrotar los componentes paradigmáticos en que se basa la Guerra de IV Generación a la que han sido sometidos, particularmente, estos sectores. Por su trascendencia hay que reinsistir en el tema.
Miguel Ugas