Ningún partido se considera legitimado para llamar al país, como ellos han hecho, a salir a la calle el 31 de enero
Javier Pérez Royo
Si tuviera que definir políticamente 2014 en pocas palabras lo calificaría, sin duda, como el año de Podemos. Antes de constituirse siquiera como partido político posibilitó con su presencia en las elecciones europeas que se hiciera visible la quiebra del bipartidismo que había venido dominando el sistema político español desde el 15 de junio de 1977, pero cada vez con más intensidad. Desde mayo de 2014 ya no es así. Podemos, como todos los estudios de opinión indican de manera reiterada, ha alterado los equilibrios que han presidido el sistema de partidos en el Estado, en la mayor parte de las comunidades autónomas y en los principales municipios del país. En cierta medida se puede decir que Podemos ha ganado ya las múltiples elecciones que se van a celebrar en 2015, porque en todas va a ocupar el centro del tablero. Incluso en aquellas en las que brille por su ausencia.
La Política, con mayúsculas, gira ya en torno a Podemos. ¿Cómo es posible de lo contrario explicar el impacto que ha tenido su presencia en Cataluña esta semana pasada? Pablo Iglesias ha demostrado que, incluso en un terreno de juego tan embarrado, en el que los jugadores, tanto los locales como los visitantes, habían llegado a una situación en la que no podían siquiera mover el balón, él sí puede. Y que puede hacerlo levantando la cabeza y dando un pase largo y profundo. Ha movido las aguas estancadas y ha obligado a todo el mundo a resituarse. No hay prácticamente ningún columnista relevante en la prensa catalana que no se haya visto obligado a pronunciarse sobre lo que ha significado su presencia en Barcelona. Ni por supuesto ningún partido que no se haya dado por aludido.
Así ha terminado 2014. En la plaza más difícil, Cataluña. Y de forma parecida va a empezar 2015. En el escenario general, en España. La convocatoria lanzada a la ciudadanía de todo el Estado para que salga a la calle en Madrid el 31 de enero, va a marcar políticamente no solo el comienzo de este año electoral, sino posiblemente todo el año. Podemos está poniendo de manifiesto que es el único partido que se siente en condiciones de hacer en solitario una convocatoria de esta naturaleza. Ningún partido se considera legitimado para hacer un llamamiento al país, como el que ellos han hecho. Atreverse a ofrecer en solitario a toda la sociedad española sin distinción un cauce de expresión para que manifieste su voluntad de hacer frente a una situación de emergencia tan prolongada como la que estamos atravesando, no se ha atrevido a hacerlo ningún partido nunca. La convocatoria del día 31 de enero es la primera de esta naturaleza en la historia de España. No es poca cosa para un partido recién nacido. Veremos.