La dirigencia del gobierno se desconectó de la vida cotidiana del pueblo venezolano, se desclasó…
Las pequeñas cosas influyen en el devenir de los acontecimientos, lo que ayer fue un aleteo de mariposa en Venezuela, hoy puede ser un tornado en Grecia o España y viceversa, lo que ayer fue un sueño de un joven hoy puede ser una pesadilla o la esperanza de una comunidad.
Venezuela, más allá de su condición rentística petrolera, tiene una particularidad histórica, vinculada a su idiosincrasia, es un pueblo paciente pero lleno de revolución. Miranda y después Bolívar fueron la punta visible de una circunstancia particular, la resistencia ante el imperio español, y la necesidad de emancipar un pueblo, lo que hizo que por consecuencia se liberaran 4 países más. El único ejército que ha salido de su territorio a liberar otros pueblos y ha regresado sin saqueo a esas tierras es el venezolano, es algo único en la historia.
De igual manera, un Chávez, hijo de una circunstancia histórica muy particular, insurge como el paladín de la lucha contra el deterioro progresivo he indetenible de la política y de los políticos venezolanos. En una época de decadencia, corrupción y nepotismo, el pueblo venezolano parió a un líder que lo hizo mundial, convocando, después de la caída del Muro de Berlín a levantar las nuevas banderas del socialismo del SXXI, para conquistar así voluntades de pueblos enteros dispuestos a luchar por la superación del capitalismo y la creación de una alternativa.
Hoy, ese aleteo revolucionario, empieza a tener sus efectos: el mantenimiento de la revolución ciudadana de Correa en Ecuador, la lucha de Evo Morales en Bolivia, el giro de la política cubana, los diversos movimientos sociales en América Latina y los Estados Unidos, el Movimiento Socialista de los Trabajadores en Argentina (MST), los indignados europeos entre otros, y nuevos movimientos emergen con aspiración de obtener el poder para generar transformaciones al modelo capitalista y el Estado Liberal: Podemos en España y Syriza en Grecia.
Cada una de estas organizaciones, movimientos, partidos o giros políticos han tenido como “aleteo” inicial o de impulso y estímulo a la revolución chavista venezolana, aunque quien generó el primer aleteo hoy pareciera quedarse sin alas. Las dificultades por la que pasa el país, y en especial la crisis que vive la conducción del proceso revolucionario muestra importantes dificultades para poder seguir apoyando todos estos cambios en el mundo, pero afortunadamente estos fenómenos mundiales, autónomos como son, únicos como lo seguirán siendo, tienen vida propia y no dependen de los errores o aciertos del proceso revolucionario venezolano.
Lo anterior nos permite tomarnos un tiempo para preguntarnos: ¿en dónde fallamos?, ¿por qué hemos podido gestar experiencias extraordinarias y absolutamente conectadas con la realidad y hoy no podemos dar respuestas a nuestras propias necesidades?, ¿dónde nos desviamos?, ¿fue la muerte del Comandante Chávez determinante o aún tenemos esperanzas de revivir la revolución que parió todo este proceso mundial?
Estoy absolutamente convencido que aunque la muerte del Comandante Chávez representa aún una crisis importante de liderazgo y conducción del proceso revolucionario hoy más que nunca, las lecciones que se están aprendiendo por parte del chavismo de base, permitirán una pronta rectificación del proceso. La dirigencia del gobierno se desconectó de la vida cotidiana del pueblo venezolano, se desclasó, pero hoy más que nunca hay un pueblo enardecido, lleno de sed de gloria, ansioso de revolución, de transformaciones y cambios reales, pero ahora más formado, con más experiencia, con más capacidad, con más herramientas gracias a la etapa de la revolución conducida por Chávez.
Este año será importante para definir el destino del chavismo. La burocracia y el capital se alían para evitar el avance de las verdaderas y sentidas transformaciones que añora el pueblo venezolano. Ahora el aleteo viene de otros aíres, de otras alas, de otras mariposas, esperemos que el efecto “butterfly” sea recíproco y ahora seamos receptores de nuestro propia acción. La lucha será dura pero venceremos.
Nicmer Evans