Según las propias declaraciones de la corriente radical opositora, hay planes de generar una ruptura institucional
La ratificación de Diosdado Cabello como Presidente de la Asamblea Nacional obedece a un principio pragmático del chavismo: en tiempos de dificultades, los grandes cargos son para grandes dirigentes.
Quedan excluidos los outsiders o cuadros sin piso político suficiente para conducir el barco.
Seguramente el agravamiento de la situación económica de Venezuela sea una advertencia de que grandes cambios son necesarios en la cúspide directiva del chavismo, no sólo el PSUV sino el propio Estado.
En efecto, por encima de simpatizantes o detractores del controversial personaje, Cabello es probablemente la figura que mayor autoridad inspira dentro del PSUV y la burocracia chavista, lo cual es requisito fundamental para enfrentar los desafíos del 2015 como bloque revolucionario unido bajo las directrices de un líder coherente.
Los problemas económicos vinculados a la escasez de productos esenciales y el desplome de los precios del petróleo amenazan la popularidad del Gobierno socialista y ello puede reflejarse en el ámbito de las elecciones parlamentarias donde surge la posibilidad del abstencionismo entre las filas chavistas, un fenómeno similar al vivido en tiempos electorales de la reforma constitucional rechazada por el pueblo en 2007.
La torpeza de la dividida oposición le ha impedido capitalizar políticamente la mala época económica que atraviesa la nación, pero ello no evita que este año la MUD alcance nuevamente una primitiva alianza electoral con candidaturas unitarias a fin de conquistar más diputados en la Asamblea Nacional.
El liderazgo de este expresidente de la República (abril 2002) pudiera enfocarse en que la venidera designación de las altas autoridades del PSUV sea más que un hecho burocrático y sirva para reanimar a la totalidad de la militancia chavista, especialmente mediante la participación de las bases del partido. Ello serviría para ir entusiasmando a las masas como antesala a la gran batalla hacia las reñidas elecciones parlamentarias de 2015.
Medidas radicales para revertir la adversidad económica y apertura política con elecciones internas por la base como lo manda la Constitución en su artículo 67, son pasos indispensables para la victoria electoral chavista en 2015 y evitar que un hipotético resultado negativo en las elecciones haga que el chavismo pierda su mayoría en la Asamblea Nacional, pues según las propias declaraciones de la corriente radical opositora, hay planes de generar una ruptura institucional, es decir un Golpe Parlamentario mediante el uso de una mayoría antichavista en la Asamblea Nacional destinada a bloquear el funcionamiento del Estado y finalmente derrocar al Gobierno Bolivariano.
Jesús Silva R.