Una Venezuela en recesión espera expectante el retorno del presidente Nicolás Maduro de una gira mundial en busca de auxilio financiero, para saber si el gobierno adoptará nuevas medidas ante la crisis económica.
Venezuela, que vive únicamente del petróleo cuyo precio se derrumba, recibió el año 2015 esperando un ajuste en el sistema cambiario que el propio Maduro prometió el 30 de diciembre, pero que postergó hasta el final de un viaje cuya duración nunca fue anunciada.
Tras visitar desde el 5 de enero Rusia, China, Irán, Arabia Saudí, Qatar y Argelia, el heredero del fallecido Hugo Chávez volvió este miércoles sorpresivamente a Rusia, donde se reunirá con su par Vladimir Putin.
La reunión será para un “intercambio de opiniones (…) sobre la situación de los mercados mundiales del petróleo”, según un comunicado del Kremlin.
De la gira hasta ahora el gobierno solamente anunció que China invertirá en el país 20.000 millones de dólares –sin dar fechas, plazos ni identificar proyectos– y que se negociaban préstamos –también sin precisar montos ni plazos- con la banca qatarí.
Las finanzas venezolanas sufren la caída del petróleo, que se cotiza a unos 42 dólares por barril, menos de la mitad que hace un año, lo que complica a un país que obtiene el 96% de sus divisas de las exportaciones petroleras.
Maduro también intentó una cruzada en varios países petroleros para formar un bloque que enfrente el descenso del crudo.
Hasta ahora sus gestiones –de acuerdo con lo informado– solo se han traducido en manifestaciones de deseo de estabilidad del mercado desde las monarquías del golfo Pérsico.
Los países dominantes en la OPEP siguen sin dar muestras de querer actuar para frenar la caída del crudo.
¿Una nueva devaluación?
En Venezuela, donde la escasez provoca largas colas para comprar comida o medicinas, los economistas esperan las medidas cambiarias anticipadas por Maduro antes de su viaje, aunque sin la certeza de si alcanzarán para descomprimir las tensiones del control de cambios que rige desde 2003.
La última devaluación fue en febrero de 2013 y en 2014 el gobierno estableció tres tipos de cambio oficiales: 6,3, 12 y 52 bolívares por dólar. La medida supuso asimismo una devaluación de la moneda local.
Actualmente el dólar cuesta en el ilegal mercado paralelo unos 180 bolívares, 30 veces más que la tasa oficial mas baja, lo cual presiona al alza la inflación y alimenta la escasez de productos en una economía dependiente de las importaciones.
El panorama financiero y económico del país con las mayores reservas petroleras mundiales no es halagüeño en el corto plazo.
El ministro de Petróleo de kuwait, Ali al-Omair, ya pronosticó que los precios seguirán bajos hasta que el mercado absorba el exceso de oferta de crudo. “Los pronósticos indican que esto no ocurrirá antes de la segunda mitad de 2015″.
Sin garantías de que los precios retomen los niveles de 100 dólares por barril que Venezuela clama como justos, se incrementa la incertidumbre respecto a la situación financiera del país caribeño.
El martes la agencia Moody’s rabajó dos niveles, hasta “Caa3″, la nota de la deuda venezolana y consideró que el riesgo de default de este importante exportador de petróleo había “aumentado claramente”.
Por su parte la banca de inversión Barclays emitió el mismo martes un informe en el que advierte que “aún en el peor escenario” no se espera alguna decisión sobre los bonos venezolanos “hasta el cuarto trimestre de 2015, cuando se concentran los mayores vencimientos de deuda”. AFP