Ser o no ser Charlie es un dilema en Latinoamérica, donde, si bien todos los gobiernos y grandes medios latinoamericanos condenaron enérgicamente los atentados en París, algunos países como Cuba, Argentina, Venezuela y Ecuador evitaron mencionar la libertad de expresión en sus notas oficiales de duelo.
Uno a uno, gobiernos y medios expresaron su horror y su solidaridad con Francia tras los atentados que dejaron 17 muertos y 20 heridos la semana pasada.
Pero también resonó el lema “Je ne suis pas Charlie” (“Yo no soy Charlie”), que contradice el eslogan internacional “Je suis Charlie” en apoyo a la revista satírica Charlie Hebdo.
Con el hashtag #YoNoSoyCharlie, las voces discordantes se manifestaron desde blogs, redes sociales y columnas de opinión para argumentar que la libertad de expresión tiene un límite y que no se puede defender a una revista “racista” que insulta a las minorías.
“Azuzar con palabras e imágenes fuertemente ofensivas a un enemigo fanático, en momentos en que arde la contienda internacional, no parece la actitud más prudente ni esclarecida”, opinó la lingüista argentina Ivonne Bordelois en su columna en La Nación, que fue retuiteada por la Casa Rosada.
Con menos donaire, la ministra de Comunicación de Bolivia, Amanda Dávila, escribió en un tuit: “Fanatismo racista contra islamistas, xenófobo y de derecha cavernaria en caricaturas de #CharlieHebdo, pero nunca justificación para masacre”.
También es cierto que en América Latina no hay revistas con viñetas tan provocadoras como las de Charlie Hebdo. En la mayoría de los países no serían culturalmente aceptadas. Eso sí, los caricaturistas más conocidos de la región portaron estos días la leyenda “Yo Soy Charlie”.
“A mí me ha pasado también de haber hecho dibujos que han enojado a mucha gente, especialmente con el tema religioso. Hay gente que tiene una sensibilidad exagerada”, consideró Joaquín Lavado, conocido como Quino.
Profesionales irreverentes no faltan, como señala Luciano Álvarez, exdirector de Comunicación de la Universidad Católica de Uruguay.
“La gran pregunta es quién se atrevería a financiar (una revista como Charlie Hebdo) mediante la publicidad, que es la gasolina que mueve un auto como ese”, dijo el profesor, agregando que tales publicaciones además tendrían que lidiar con “la autocensura de la izquierda hegemónica”.
#YoNoSoyCharlie
Justamente, una de las bases de esta beligerancia discursiva es el antiamericanismo que impera en la región, explicó Carlos Malamud, investigador de América Latina para el centro de estudios español Real Instituto Elcano.
“En América Latina el antiimperialismo se ha instalado con fuerza, no ahora sino desde hace mucho tiempo. Y esta idea va unida a una especie de antieuropeísmo y antioccidentalismo en algunos casos: la idea de que el enemigo no sólo es Estados Unidos, sino Occidente”, dijo a la AFP.
El experto destacó que los gobiernos de Cuba, Argentina, Venezuela y Ecuador, todos países con estrictas leyes de medios, eludieron mencionar la libertad de prensa en sus condolencias oficiales. La omisión, según Malamud, no fue casual.
En el lado opuesto del debate, la capital colombiana protagoniza este miércoles una concentración respaldada por autoridades locales con el lema “Bogotá es Charlie”, tal como sucedió en otras urbes latinoamericanas.
En países como Brasil, México, Colombia y Perú la línea de pensamiento “#YoNoSoyCharlie” es “más marginal”, observó Malamud. AFP