La compleja crisis que enfrenta Venezuela ha puesto en riesgo la continuidad del modelo socialista impulsado desde hace más de una década por Hugo Chávez, mientras desde el gobierno se plantea la posibilidad de una revisión aunque sin cambios de fondo.
El futuro del modelo socialista venezolano, caracterizado por un amplio control del Estado sobre diversos sectores, podría definirse en los próximos días dependiendo de los recursos que logre en el exterior el presidente Nicolás Maduro para subsanar el gran déficit generado por el descenso de los precios del petróleo, la principal fuente de ingresos del país.
Sin embargo, analistas ya plantean la posibilidad de que el gobierno recurra a algunos cambios para garantizar su permanencia y sortear la crisis.
Maduro, de visita este jueves a Rusia en busca de respaldo internacional para afrontar la caída de los precios del crudo, anunció recientemente que había logrado acuerdos con China por más de 20.000 millones de dólares y que concretó alianzas con bancos de Catar para un financiamiento de «varios miles de millones de dólares», pero hasta ahora no ha ofrecido mayores detalles de esos convenios.
«El modelo socialista que creó el comandante Chávez no es un modelo dogmático, es un modelo que puede hacer ajustes, reestructuraciones», dijo el vicepresidente de Desarrollo del Socialismo Territorial, Elías Jaua, a The Associated Press al reconocer que el gobierno está abierto a considerar cambios en el modelo.
Aunque no ofreció detalles sobre lo que implicarían los ajustes, planteó que los cambios nunca serán para «volver al libre mercado» y sostuvo que la idea es mantener un modelo que «le dé satisfacción a las necesidades del pueblo».
Entre 2004 y 2007 el fallecido presidente Chávez dio un fuerte impulso al llamado «socialismo del siglo XXI» con la expropiación de millones de hectáreas y la estatización de empresas de los sectores petrolero, eléctrico, de telecomunicaciones, y alimentos, cementeras y procesadoras de acero, entre otras.
Las políticas de control estatal se vieron reforzadas por los controles de precios y de cambio que impuso el gobierno a partir de 2003 y que se han endurecido en los últimos años.
La jerarquía eclesiástica y la oposición exhortaron esta semana al gobierno de Maduro a cambiar el modelo socialista para superar la difícil situación económica que se evidencia en una galopante inflación y severos problemas de abastecimiento de algunos alimentos y bienes básicos.
Jaua atribuyó los recientes ataques contra el modelo socialista venezolano a sectores del capitalismo que quisieran «ponerle otra vez la mano a la industria petrolera, a las grandes industrias estratégicas de nuestro país para acumular a favor de un pequeño grupo y no de la redistribución igualitaria de la renta nacional».
El analista de la empresa financiera internacional Barclays Capital, Alejandro Grisanti, dijo a AP que son necesarios cambios en asuntos claves como la política de gasto público y el control de cambio para tratar de paliar la actual coyuntura, que se ha visto agravada por la caída del precios del crudo por debajo de los 50 dólares el barril.
Grisanti afirmó de no hacerse cambios fundamentales en materia económica podría llegarse a «una contracción de casi 7% del producto y una inflación que superaría los tres dígitos con mayor impacto sobre la parte de alimentos (y) con un fuerte incremento de la pobreza, caída del poder adquisitivo de los venezolanos y un fuerte descontento que terminaría con protestas muy fuertes en las calles».
La economía venezolana entró el año pasado en recesión y registró al cierre del tercer trimestre una caída de 2,3%. Para noviembre alcanzó una inflación anualizada de 63,6%, la tasa más alta de la región.AP