Así lo expresó el presidente de Francia, François Hollande, en referencia a las históricas marchas del pasado domingo, que reunieron a 1,6 millones de personas en París y a 3,7 millones en todo el país
PARÍS – El presidente de Francia, François Hollande, lanzó un mensaje de vuelta a la normalidad tras la conmoción por los atentados de la semana pasada en París y esbozó las medidas que abordará el Gobierno galo para reforzar la lucha contra el yihadismo.
«La vida debe continuar, pero nada será nunca igual que antes», dijo el presidente en referencia a las históricas marchas del pasado domingo, que reunieron a 1,6 millones de personas en París y a 3,7 millones en todo el país.
Desde las calles de su feudo electoral de Tulle, en el sur de Francia, Hollande defendió «el compromiso con la libertad de expresión» y llamó a sus conciudadanos a estar «a la altura del espíritu del 11 de enero», cuando el pueblo francés rechazó masivamente el terrorismo.
El dirigente socialista lanzó una imagen de vuelta a la actividad cotidiana, transcurridos diez días de los atentados contra el semanario «Charlie Hebdo», un supermercado judío y la policía, y apeló a la «unidad» demostrada por la sociedad francesa durante la conmoción inicial.
«Somos un solo país, un solo pueblo, una sola Francia. Una Francia sin distinción de religiones, de creencias, de sensibilidades», dijo Hollande, que planteó los puntos para reforzar los «medios de inteligencia» que el consejo de ministros analizará el próximo miércoles.
«Es necesario. No lo haremos solos, sino con los europeos y los aliados que contribuyan a conocer mejor las redes yihadistas. Lo que ha ocurrido en Francia ya se ha producido fuera y da lugar a pensar que lo han decidido intervenciones exteriores», dijo el presidente galo.
El dato
Según una encuesta publicada por «iTélé» y elaborada por el instituto BVA entre el 13 y el 14 de enero, la popularidad de Hollande ha avanzado 10 puntos en la última semana, hasta alcanzar el 34 por ciento.
Hollande, que había llegado a marcar la menor tasa de aprobación de un presidente de Francia en la democracia moderna, empezó a recuperar terreno a finales de 2014, gracias en parte a su mediación en la crisis en Ucrania, senda que se ha visto reforzada tras los dramáticas atentados de París