El presidente venezolano, Nicolás Maduro, tiene previsto anunciar este miércoles ante el Parlamento una serie de medidas económicas con las que confía revertir el agravamiento de una crisis que tiene a su país técnicamente en recesión desde 2014.
Las medidas económicas anticrisis debieron ser anunciadas en diciembre pasado, cuando Maduro adelantó que incluiría unas reformas fiscales y otras cambiarias; luego dijo que lo comunicaría tras los abrazos de año nuevo y después en la comparecencia obligatoria ante el Parlamento, la cual ha postergado en dos ocasiones este mes.
Maduro anticipó que sus medidas forman parte de un plan que llamó de «recuperación económica» una vez que el estatal Banco Central de Venezuela revelara una contracción de la economía los primeros tres trimestres de 2014 y una inflación interanual del 63 por ciento.
Las estadísticas se reflejan en largas colas que se repiten por igual ante grandes, medianos y minimercados, públicos y privados, con venezolanos en busca de comida y otros artículos básicos.
Para los opositores, la crisis se debe a la mezcla de corrupción e ineficacia que le achaca al socialismo que dice impulsar Maduro, quien a su vez culpa a los primeros de haberle declarado una «guerra económica» para intentar dar al traste con su gestión.
Las cuentas públicas han comenzado a resentirse debido a la adicional y drástica caída de los precios internacionales del crudo, prácticamente el único producto de la oferta exportable del país cuyas arcas fiscales le deben 9 de cada 10 dólares que reciben.
El método estadounidense de fracturación hidráulica para obtener hidrocarburos que han saturado de oferta a los mercados energéticos del planeta figura en la retórica de Maduro como la principal culpable del derrumbe de los precios internacionales del petróleo.
Maduro ha utilizado prácticamente dos de las tres primeras semanas transcurridas de 2015 en una gira por China y varios otros países productores de petróleo en un intento por coordinar políticas internacionales para remontar los precios, así como para pedir recursos que permitan tapar los huecos presupuestarios nacionales.
El presupuesto fiscal venezolano de 2015 prevé un ingreso de 60 dólares por cada uno de los 2,5 millones de barriles que el país exporta diariamente, pero el precio ya se va acercando a la mitad.
Las divisas que ingresan en el país son administradas desde 2003 por el Estado, de manera exclusiva y a través de tres tipos de cambio oficial (52, 12 y 6,3 bolívares), pero según voces opositoras la corrupción hace que parte de esos dólares vayan también al ilegal «mercado negro», donde la paridad es hoy de 175 bolívares por dólar.
«Ellos (el Gobierno) tienen una estrategia perversa con los dólares de PDVSA (la estatal petrolera): los meten descaradamente en el mercado negro», aseguró hoy en declaraciones a periodistas el diputado opositor Julio Montoya.
Maduro debe anunciar «medidas que alivien la destrucción económica del país como subsanar el déficit del presupuesto, parar los envíos de crudo a Petrocaribe y suspender la compra de armas a Rusia», añadió Montoya.
Venezuela exporta su crudo principalmente a China y Estados Unidos, pero destina una parte a países vecinos caribeños que tienen condiciones preferenciales de pago, incluido trueques por productos.
La crisis podría derivar en impagos de deuda, advirtió la semana pasada la calificadora de riesgo estadounidense Moody’s, que por lo mismo rebajó dos peldaños (de Caa1 a Caa3) a los bonos venezolanos tras evaluar que el riesgo de que el país caiga «en default» (cese de pago) se ha incrementado «sustancialmente».
La caída de los precios del petróleo, «sostenida» y «dramática» para la economía de Venezuela, según Moody’s, «afectará» su balanza de pagos y «contrarrestará con creces los beneficios potenciales de futuros flujos de inversiones extranjeras».
Maduro también informará en el Parlamento los frutos de su gira que en el caso de China, adelantó, significó un aporte de 20.000 millones de dólares en dinero «contante y sonante», y en Catar que «importantes bancos» aporten «oxígeno suficiente» para cubrir pérdidas derivadas de la caída de los precios petroleros.
El mes pasado fue la agencia británico-norteamericana Fitch Ratings la que rebajó la calificación de la deuda venezolana (de «B» a «CCC»), dada la «limitación» que le atribuyó al país para responder a la caída del precio del crudo y su nivel «relativamente bajo» de reservas monetarias, en torno a 21.000 millones de dólares.
Maduro acusa a estas agencias de riesgo y otras calificadoras de poner a Venezuela como el peor país del mundo para invertir, incluso con más riesgos que naciones en guerra como Ucrania, únicamente por «causas políticas».
EFE