La educación en Venezuela es prioritaria en nuestra carta magna, sin embargo, en la práctica observamos cómo la mayoría de las escuelas públicas presentan un pavoroso estado físico, las universidades deben subsistir con presupuestos que prácticamente solo alcanza para el pago de sueldos, entre otros males
La democracia es un sistema, obedece al funcionamiento de sus componentes, sí uno de ellos falla generará malestar en las demás partes propiciando caos progresivo. Ahora bien, la democracia venezolana, seguimos insistiendo, posee una gran debilidad constitucional al atribuirle al presidente de la nación demasiadas funciones y atribuciones, un protagonismo barbárico en los destinos de la patria, por tal motivo, el contra peso que puedan ejercer los demás poderes es vital, porque de lo contrario el hilo separador entre una dictadura y nuestra democracia puede confundirse.
Como latinoamericanos que somos poseemos una fuerte cultura al personalismo presidencial, fueron muchos los años donde las dictaduras vieron luz en nuestros pueblos, por ende aún quedan vestigios de ese pasado en nuestra cultura política.
Finlandia es el país con mejor funcionamiento institucional del mundo, tanto que la mayoría de sus habitantes ni siquiera saben el nombre de su Primer Ministro, motivado a que lo resaltante es la eficiencia en las gestiones, para ellos lo relevante es el funcionamiento de los servicios públicos, el manejo económico que redunde en mínima inflación, desempleo, en fin, el nombre de las personas en gerencia pública es lo que menos importa, los gobernantes tienen claro cuál es su rol. Nada de eso es gratis, los finlandeses poseen un irrestricto apego a la ley de allí su alta calidad de vida, soportado (no es sorpresa) por el mejor sistema educativo del mundo.
La educación en Venezuela es prioritaria en nuestra carta magna, sin embargo, en la práctica observamos cómo la mayoría de las escuelas públicas presentan un pavoroso estado físico, las universidades deben subsistir con presupuestos que prácticamente solo alcanza para el pago de sueldos, entre otros males. Montesquieu se inmortalizó por enfatizar la importancia de la división de poderes, algo que resulta fácil de comprender, humanos como somos estamos propensos a los errores, por tal motivo es determinante que las decisiones de Estado no recaigan sobre una persona sino en un cuerpo que posea mayor representatividad, no es por casualidad que los países que experimentan mejor calidad de vida poseen sistema parlamentarios y los que no exhiben sistemas presidencialistas.
Así pues la democracia es compleja, pero depende en gran medida en que los poderes públicos se controlen unos a otros, evitar que éstos se confabulen en defensa del poder constituido y que las decisiones de Estado no dependan de una sola persona.
Leandro Rodríguez Linárez