La tristeza y la indignación se ha apoderado de la comunidad de Guarenas, en el estado Miranda durante las últimas horas, a raíz de la acción inescrupulosa de un sujeto cuya aberración llegó al extremó de arrancarle la vida a otra criatura inocente. La muerte de la pequeña Franchesca Ruiz, a manos de un vecino, ocurrida en el barrio El Tamarindo del municipio Plaza, puso a prueba el sentido de humanidad y de unión de decenas de guareneros que salieron a la calle para apoyar a una familia adolorida, llena de tanta impotencia, y por la que pedimos la piedad de Dios en instantes tan terribles, como lo son la pérdida de su hija. Con apenas 5 añitos, la vida de Franchesca fue cortada por el dueño de una mente criminal, a quien el sistema judicial dejó en libertad, y quien tuvo derechos y fue excarcelado, producto de una medida que le permitió volver a respirar fuera de las rejas, de caminar, de ver la vida, y de volver a atentar contra otra inocente.
Desde el pasado fin de semana Franchesca Ruiz se convirtió en la hija de todos los guareneros, padres y madres honestos, llenos del amor para dar a nuestros hijos, quienes hoy exigimos justicia ante el abominable suceso ocurrido en el barrio El Tamarindo, de la ciudad mirandina de Guarenas. Este mismo Oliver que contó con beneficios en la cárcel, a donde fue a parar para supuestamente pagar por el crimen cometido contra su hijastra, ahora ha vuelto a perpetrar una fechoría tan abominable como aquella que lo encarceló una vez, y entonces nos preguntamos, en el intrincado camino de la comunicación social que nos ha tocado recorrer, si acaso este sujeto es el abominable error de la naturaleza, o el símbolo de las «injusticias de la justicia».
Llamamos pues a revisar el sistema judicial, a trabajar en función del quehacer de cada magistrado, a que nos den garantías de que nuestros inocentes hijos tengan derechos, y no sólo quienes se encuentren tras las rejas por cometer actos tan viles como el asesinato de Franchesca.
Sabemos pues que muchos de quienes puedan estar cumpliendo una pena en algún internado judicial de este país, puedan llegar a probar su inocencia, pero nos preguntamos -con temor a la respuesta del sistema judicial- ¿Qué pasa con quienes se aprovechan de las repentinas noblezas de ése sistema para hacernos creer que se pueden reinsertar a la sociedad? ¿Qué pasa con monstruos como Oliver? ¿Vale la pena pensar entonces en la justicia popular a veces tan criticada? ¿Vale la pena resignarnos a seguir viviendo en esta escena de violencia diaria retratada en el barrio, en la urbanización, en la parada de transporte y hasta en nuestra propia casa sin hacer nada? ¡Nuestros hijos merecen vivir en paz! ¡Exigimos vivir en paz! Y sin esa constante zozobra creada por criminales como el monstruo Oliver Medina Cedeño. Comunidades del oeste de Guarenas, se unieron a la familia de Franchesca, cuyo cuerpecito hallado por su propio padre, fue encontrado enterrado en el cuarto de baño de la casa del aberrado que abusó de ella y luego la asesinó; y la ciudad entera ha mostrado su solidaridad ante este caso, esperamos pues que este suceso pueda moverle el piso a los encargados de administrar nuestro sistema judicial, e impedir que otras Franchesca pasen por lo mismo. Esta año los padres de Franchesca no la tendrán a su lado para que el Niño Jesús llene su carita de alegría.
Elevamos desde estas páginas una oración por el alma pura de esta noble criatura sorprendida en su inocencia por un absoluto depravado. Pedimos al señor que toda la justicia divina haga peso sobre este terrible sujeto, y que la familia de Franchesca tenga paz y consuelo en algún instante.