El desplome de los precios del petróleo ha destrozado el rublo ruso, restado 80.000 millones de dólares al valor de mercado de Exxon Mobil y llevado a Venezuela al borde del colapso económico.
Pero para Justin Thomas, el drama real ocurre a una escala menor, una historia que se cuenta por los movimientos segundo a segundo en los precios en la pantalla de su computadora. Y en los últimos días la mayoría de esos movimientos han sido a la baja, lo que ha afectado a él y otros corredores de crudo que piensan que el crudo debía haberse recuperado ya.
«La situación estaba tranquila y de repente se desató el caos», dijo Thomas tras perder varias apuestas anteriormente este mes desde su oficina en Boise, Idaho. «El mercado cambia y uno pierde la confianza».
Thomas es uno de miles de corredores de crudo que han ayudado a cambiar los fundamentos del mercado —mucho petróleo, poca demanda— en un desplome de casi 60% en el precio del crudo en siete meses, algo con pocos precedentes.
Thomas negocia contratos de futuros y los usa para apostar sobre la dirección de los precios. Sus apuestas, y cientos de miles más de otros como él, afectan la forma en que los conductores pagan su gasolina, las aerolíneas pagan el combustible de los aviones y los camioneros su combustible diésel.
Antes los futuros los negociaban fundamentalmente perforadores, refinerías y otros en el sector petrolero con el fin de asegurar ciertos precios para el crudo que necesitaban vender o comprar en meses futuros. Pero ahora la mayor parte de las transacciones las realizan fondos de pensión, fondos de cobertura o corredores como Thomas, que nunca han visto un barril de crudo. Estas personas y entidades no pueden usar el crudo, excepto para diversificar sus inversiones o ganar dinero para ellos mismos y sus clientes.
El mercado de futuros se ha disparado en envergadura e importancia. Como en los contratos de futuros no se mueve un solo barril de crudo, la cantidad de estas apuestas puede ser mayor que la cantidad de petróleo disponible en el mercado. En un mes promedio, los corredores compran y venden contratos por 15.000 millones de barriles de una sola clase de crudo, el West Texas Intermediate, en la Bolsa Mercantil de Nueva York. Eso es cinco veces la cantidad de barriles de todos los tipos de crudo que se consumen mensualmente en el mundo entero.
Pero los expertos debaten con fuerza si este furioso ritmo de negociaciones distorsiona el mercado o ayuda a reflejar mejor la oferta y la demanda. Hay poco consenso en docenas de estudios académicos sobre el tema, y poca evidencia de que las apuestas tienen un impacto duradero sobre los precios.
Pero cualquiera que sea la verdad, los corredores de petróleo parecen hoy más a merced del mercado.
Es un mercado que Richard Weissman no se atreve a tocar en este momento.
«Yo me dedico a gestionar riesgo», dijo Weissman, quien escribe sobre mercados y negociación de bienes básicos desde su casa en Port Richey, Florida. «En este momento el petróleo tiene un alto riesgo».AP