El comercio minorista parece ser un negocio cada vez más riesgoso en Venezuela, un país que lucha contra la escasez de bienes básicos, precios altos y largas horas de espera para los consumidores, rese
En la última semana, el director general de la cadena de supermercados Día Día quedó bajo arresto después de una reunión en el palacio presidencial, dos docenas de sus gerentes de tiendas fueron sometidos a interrogatorio y el control de los 35 locales de la firma fue asumido por el Estado.
Detrás de las medidas del gobierno está la acusación de que Día Día y otros minoristas están acaparando alimentos en un intento por sembrar la inestabilidad y derrocar al gobierno, un cargo que las empresas rechazan.
“Si quieres la cooperación de la empresa privada, la mejor forma de obtenerla probablemente no sea arrestando a las personas cuando salen del palacio presidencial”, dijo José Aguerrevere, fundador y copropietario de Día Día.
No fue la primera confrontación del gobierno con los grandes distribuidores minoristas. En los últimos días los funcionarios detuvieron a varios directivos de Farmatodo, una importante cadena de farmacias. El gobierno dijo que este año ha detenido a más de 20 empresarios y directivos de firmas de distribución de alimentos y otros bienes básicos.
El ejecutivo de Día Día Manuel Morales fue acusado de sabotaje y desestabilización de la economía. Enfrenta hasta 10 años de prisión.
Venezuela está en medio de una profunda crisis económica. Los consumidores enfrentan una escasez generalizada de productos con precios controlados que van del desodorante a la leche. Los controles de precios y las nacionalizaciones han perjudicado a la producción local, y los controles de divisas han privado a la economía de los dólares necesarios para pagar las importaciones, dice la mayoría de los economistas.
El gobierno, sin embargo, culpa al sector privado de la escasez, diciendo que las empresas están acumulando a propósito productos para enfurecer a los venezolanos y desestabilizar al gobierno. El presidente Nicolás Maduro, al anunciar la toma de control de Día Día, dijo que la cadena libraba “una guerra contra el pueblo” y que sus supermercados serían incorporados al sistema de distribución de alimentos del Estado.
El temor se está apoderando de los 800 empleados de la cadena luego de que agentes del gobierno descendieran a las tiendas tras el anuncio del viernes. El gobierno ya ha sacado cerca de un cuarto de los alimentos del inventario, dijeron representantes de la empresa.
Inspectores estatales y fuerzas de seguridad empezaron a quitar el control de las operaciones de los gerentes de los locales, dijo Yohana Carrillo, de 23 años, encargada de uno de los supermercados en el centro de la capital. “Han venido acá, nos han insultado, diciendo que están a cargo. ¿Qué va a pasar con nosotros?”, preguntó.
Los empresarios en Venezuela, a menudo considerados por el gobierno villanos o directamente traidores, temen hablar en público. Pero Aguerrevere dijo que hablaba con la prensa con la esperanza de lograr la liberación de Morales.
Aguerrevere, que estudió en la Universidad de Harvard, dijo que también buscaba defender su compañía. Antes de que se instalara Día Día, que tiene 35 supermercados en los barrios pobres, la mayoría de los residentes de estas localidades compraban sus productos de primera necesidad en tiendas de abarrotes familiares que cobran casi 30% más que los grandes distribuidores, según el sitio web de la empresa. La idea de la cadena era dar a los pobres los mismos precios bajos que disfrutaban los ricos.
Aguerrevere dijo estaban intentando resolver la presente crisis alimentaria, pero que era difícil lograrlo cuando el gobierno encarcelaba personas.
La semana pasada, un grupo de funcionarios y soldados del ejército ocupó el almacén principal de la cadena en un acto que fue transmitido en vivo por televisión. Cuando las cámaras enfocaron las existencias de productos tales como harina de trigo, Diosdado Cabello, el presidente de la Asamblea Nacional, acusó a la empresa de privar a la gente de comida. El líder del Congreso añadió que era sorprendente ver tantos productos allí.
El mismo día, Morales y Luis Rodríguez, presidente ejecutivo de la Asociación Nacional de Supermercados y Autoservicios (ANSA), fueron convocados al palacio presidencial para reunirse con Carlos Osorio, vicepresidente de Soberanía y Seguridad Alimentaria y actual ministro del Despacho de la Presidencia, dijo Aguerrevere.
La reunión fue cordial, manifestó. Le mostraron al ministro documentos para explicar que Día Día mantenía en su almacén central un inventario equivalente a tres días de ventas, desde donde era distribuido a las tiendas de la firma, que son pequeñas y no están diseñadas para guardar inventarios.
Al salir del palacio presidencial, Morales fue rodeado por miembros del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin). Le informaron que estaba arrestado. Al preguntarles bajo qué órdenes, los oficiales respondieron “Sr. Osorio”, según Aguerrevere. Llamadas a la oficina de Osorio en busca de comentarios no tuvieron respuesta.
Antes de la reciente campaña del gobierno, hacer negocios en Venezuela no era nada fácil, dijeron ejecutivos de Día Día. Luchaban con límites estrictos de precios y ganancias, soportaban inspecciones semanales de agentes del gobierno que llevaban cuenta de su inventario y aguantaban la respiración cada vez que Maduro arremetía contra el capitalismo.
Los bienes regulados se transforman en pérdidas para la cadena, dijo Edith Mijares, una gerente de 37 años de una tienda de Día Día en Caracas. El costo de vender estos productos ni siquiera cubre el precio de las bolsas de plástico en que se colocan los artículos, agregó.
Además del cargo de Osorio, así como el Ministerio del Poder Popular para la Alimentación, el gobierno también ha abierto una nueva agencia, la Superintendencia para la Defensa de Derechos Socioeconómicos, para contabilizar los inventarios de las empresas. La nueva dependencia fue añadida a las varias agencias que ya existen para rastrear alimentos en su recorrido desde los puertos hasta las estanterías de las tiendas.
Luis Viloria, un profesor de economía de la Universidad de Zulia, en la ciudad de Maracaibo, dijo que no había un escenario en el que Día Día pudiera acaparar inventario. Los alimentos, señaló, son monitoreados paso a paso por el gobierno. A su juicio, la campaña contra la cadena es simplemente una manera de distraer la atención de la gente de los problemas del país.
Las tensiones han ido en aumento por meses a medida que los venezolanos pierden cada vez más la paciencia, lo que ha desplomado la tasa de aprobación de Maduro a menos de 25%. En diciembre, se celebrarán elecciones parlamentarias. Es habitual que los soldados escolten los camiones de suministros para prevenir que multitudes impacientes causen disturbios en los supermercados.
Herminia Salazar, de 28 años y quien trabaja en una tienda de Día Día, dijo que hace más o menos un mes se encontró entre un camión y una multitud cada vez más enardecida. Un inspector del gobierno estaba presente, pero en vez de intentar calmar a la multitud la instigó a que expresaran su ira, dice y agrega que salió a tratar de explicar la situación, pero que la gente los acusaba de esconder productos, cuando en la tienda no había acaparamiento, asegura.
Información del The Wall Street Journal