“Los casos que se investigan en distintos países y que supuestamente implican a encumbrados personajes de la revolución bolivariana en sobornos y blanqueo de dinero, nos obliga a seguir exigiendo la inmediata revisión de los centenares de miles de millones de dólares que migraron al Fondo de Desarrollo Nacional, luego que en los primeros pasos hacia la destrucción de la unidad del tesoro y la autonomía del Banco Central de Venezuela, el difunto presidente Chávez pidiera como una gran gracia, un millardito, un millardito”.
Así lo refiere el Diputado de la Asamblea Nacional Miguel Ángel Rodríguez, quien recuerda que personalmente llevó en el año 2013 a la Comisión de Contraloría del poder legislativo, presidida por el capitán Pedro Carreño, una solicitud de urgente revisión del destino que se estaba dando a los millardos de dólares que desde la producción petrolera de Pdvsa iban a parar en una cuenta que el Fonden tenía en el Banco de Desarrollo de China, producto de lo que cataloga como un mecanismo presentado como propulsor de desarrollo, pero que en la práctica se habría convertido en una inmensa lavadora.
La presunción de inocencia sobre los nombres que mencionan en República Dominicana, en Estados Unidos, en España, y en la propia Venezuela como incursos en corrupción, explica Rodríguez, es atacada por la propia institucionalidad del país cuando se hace de la vista gorda y ni política ni judicialmente procede a investigar o a responder.
Señala que es absolutamente injusto con las aspiraciones de la ciudadanía, intentar enmarcar todos estos casos, los de Andorra, los de Peravia, los del financiamiento al movimiento español Podemos y “tantos otros que salieron y seguramente saldrán a la luz pública porque instituciones de otros estados hacen su trabajo”, como parte de una campaña feroz contra el gobierno revolucionario.
Rodríguez incluso propone que se exija una declaración informativa extensa y detallada a los ex funcionarios financieros de la revolución Jorge Giordani y Edme Betancourt, “quienes apuntaron la corrupción por más de 20.000 millones de dólares que también con divisas, que solamente produce Petróleos de Venezuela, pasaron a empresas de maletín y a tasa preferencial que luego convirtieron en jugosos negocios en el mercado paralelo y en el montaje de empresas que habrían ido por el mundo mercadeando la contrata pública nacional”.