El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, dijo hoy que debió haber cerrado el penal de Guantánamo (Cuba) nada más llegar a la Casa Blanca en 2009 cuando parecía haber consenso con la oposición republicana sobre su clausura.
Preguntado en un evento en Cleveland (Ohio) por qué haría si pudiera volver a su primer día en la Casa Blanca, Obama respondió que “cerraría Guantánamo”.
“No lo hice porque en ese momento teníamos un acuerdo bipartidista de que -Guantánamo-debía cerrarse. Pensé que teníamos un consenso y que lo haríamos sosegadamente“, explicó el mandatario.
“Sin embargo, la política se volvió dura, y la gente comenzó a asustarse por la retórica sobre Guantánamo. Lo más factible fue dejarlo abierto, aunque eso no es lo que somos como país”, añadió.
Obama hizo estas declaraciones durante una visita a Cleveland en la que anunció nuevas inversiones para el sector manufacturero y reiteró sus críticas a la propuesta de presupuesto para el próximo año fiscal recién presentada por los republicanos.
El cierre de Guantánamo es una de las grandes promesas electorales de Obama aún pendientes desde su primera campaña en 2008.
En el penal todavía quedan 122 reos, 54 de ellos con el visto bueno para ser transferidos a otros países.
Su Administración trabaja a contrarreloj para cerrar el centro de detención en los escasos dos años que le quedan en la Casa Blanca, pero se topa con la férrea oposición de los republicanos, con el control absoluto del Congreso tras las legislativas de noviembre.
Solo en enero Estados Unidos transfirió a 20 presos: 4 a Omán, 1 a Estonia, 6 acogidos por Uruguay, 4 repatriados a Afganistán y otros 5 enviados a Kazajistán.
Tras los ataques terroristas en París de principio de año, la oposición republicana en el Senado presentó un proyecto de ley para limitar la capacidad del presidente a la hora de transferir a los presos de Guantánamo.
El centro fue creado por la Administración de George W. Bush tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 para albergar a sospechosos de terrorismo y llegó a acoger a cerca de 800 prisioneros, la mayoría de ellos sin que se presentaran cargos contra ellos