Me comentan los que han ido a abastos y supermercados de la red pública, que el captahuellas no soluciona el problema, cuando van, como les corresponde por el número de su cédula de identidad, no consiguen todos los productos, hay unos, otros no
Conseguir los productos de la cesta básica es una osadía, implica destinar muchas horas para hacer la cola, recorrer un sinfín de supermercados y abastos y, hasta, lamentablemente tener que adquirirlos con sobreprecio a los revendedores. Ningún sector de la población escapa a esta situación, en todos los expendios de alimentos y productos de aseo personal se repite la constante: colas enormes, racionamiento de productos. Es increíble observar a la gente haciendo colas desde muy temprano frente a los comercios, supermercados, para comprar no sé qué. Usted pregunta: ¿está cola es para qué, qué van a vender? La respuesta es “lo que sea, no sabemos”.
Cuántas horas, cuánto esfuerzo, cuánto gastan en pasaje las personas que van de mercado en mercado, de farmacia en farmacia para poder conseguir los productos esenciales. La solución que ha planteado el gobierno es instalar 20 mil captahuellas en expendios de alimentos, tanto de la red del Estado como en algunas cadenas de supermercados. El sistema biométrico va a controlar las ventas de 23 productos prioritarios: harina, arroz, leche, azúcar, papel higiénico, café, margarina, aceite, pollo, carne, detergente, champú jabón de tocador, entre otros.
Me comentan los que han ido a abastos y supermercados de la red pública, que el captahuellas no soluciona el problema, cuando van, como les corresponde por el número de su cédula de identidad, no consiguen todos los productos, hay unos, otros no. La escasez de productos no se soluciona con la implementación del sistema biométrico, porque el problema es mucho más complejo. El gobierno no admite que sus políticas económicas y fiscales son erráticas, que mantener los controles generan escasez, especulación, corrupción, que pese a la creación de un Estado Mayor Fronterizo para acabar con el contrabando de alimentos y gasolina, según los mismos voceros gubernamentales, los productos regulados se siguen yendo a otros países, porque los precios irrisorios permiten obtener jugosas ganancias a los que se dedican a esta práctica inusual.
Seguimos dependiendo de las importaciones, no hay estímulos a la producción nacional, el precio justo impide que el margen de ganancias permita reactivarla, es una camisa de fuerza que hace que muchos desistan en su empeño de producir en el país. Si a esto sumamos la terrible escalada de la inflación, estamos frente a un problema de gran complejidad, que amerita revisar con carácter de urgencia las políticas económicas del gobierno, mientras esto no suceda, la gente va a seguir sometida a esta denigrante situación de escasez, control y la merma del poder adquisitivo. La gente que sufre, se pregunta : ¿ hasta cuándo?
Coordinador Nacional de “Gente” Generación Independiente
Noel Álvarez
Twitter: @alvareznv